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23 FEB

CONCURSO DE MICROS 22-23 DE ALI I TRUC. QUINCENA XII (2 de 2)

Aquí tenéis los 31 relatos que empiezan con la frase «Al difunto trata de mirarlo solo por el visor», comienzo de la novela "Anoxia" de Miguel Ángel Hernández.

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ENCARNACIÓN

—Al difunto trata de mirarlo solo por el visor que es más preciso, novato. Y si se mueve, ¡zaz! Le das con el palo y lo metes en la bolsa mágica. Luego esperas media hora a que encoja y se lo entregas a una cigüeña para que haga su reparto.

Durante unos segundos, ambos ángeles se miran. El primero, serio, acostumbrado a su labor. El más joven, meditabundo.

—Entonces… ¿era así que…?

—Por supuesto —responde el ángel veterano—. Aquí lo reciclamos todo.

 

GENÉTICA

—Al difunto trata de mirarlo por el visor –ordenó el policía, incómodo por la situación.

La reina, curiosa, no podía evitar querer ver el horripilante escenario creado por su querida hija; su comprometido asesinado violenta y sádicamente, muy impropio de una dama, y más siendo de la realeza.

—¿Qué le habrá ocurrido para cometer tal acto? –preguntó el padre tratando contener su tristeza y desconcierto.

—Es igual que yo –afirmó la madre–, yo tampoco estuve muy conforme con mi matrimonio…

 

GÓNGORA

—Al difunto trata de mirarlo solo por el visor. Los traductores, intérpretes y trujamanes siguen siendo peligrosos después de fallecidos. ¿Y si se le da por traducirte el idioma de los muertos? Podría envolverte con su saber del más allá y arrastrarte sin que te des cuenta. Mi abuela dice que a veces invocan a muertos famosos.

De pronto, los labios del trujamán fenecido se abren y cierran como provocados por aquella frase. Un murmullo de ultratumba encandila a los forenses: «Infame turba de nocturnas aves».

—¡¿Eres Góngora, no?! ¡Recita algo más!

—…

—Espera, no te vayas. ¡Queeeédate!

—Uffff. Quevedo no cesa de importunarme ni después de muerto.

 

HASTA EL MÁS VALIENTE TIENE UN LÍMITE

—Al difunto trata de mirarlo solo por el visor porque si lo miras directamente a la cara, es capaz de levantarse y darte un navajazo. No sabes lo que era en vida, él solo se enfrentó a una docena de muyahidines y los mató, por no contarte cuando se bañó en un lago infestado de cocodrilos. Tenías que verlo abriendo y cerrando fauces como si fueran pétalos de margaritas… nunca vi un hombre más temible.

—¿Y cómo murió?

—De tres puñaladas certeras.

—¿¿¿Quién fue???

—Entró a la cocina de su casa con las botas embarradas ¡sobre el piso recién fregado por su esposa Matilda! Fue lo último que hizo…

 

LA EDAD NO PERDONA

Al difunto trata de mirarlo solo por el visor de la cámara, lo demás es cosa mía, su muerte ha sido irremediable, abusaba de un fármaco del que nunca consultó con su médico pues probablemente se lo hubiese prohibido por lo que padecía, así que yo como médico forense haré un informe de los resultados de la autopsia. No paro de pensar cómo se lo va a tomar su familia cuando sean informados, sobre todo su mujer; tenía sesenta años, se marchó a un viaje de negocios y lo encontraron por la mañana en una habitación de un hotel de cuatro estrellas desnudo y con la «bandera levantada».

 

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