ALONSO DE LA PUENTE, FORTUNATO
Estas memorias concluyen en el mismo lugar donde empezaron.
En Millaró, un pueblecito montañés cercano a Villamanín, a cuyo municipio pertenece. Una peripecia circular que recorre igualmente algunas poblaciones de la cercana Asturias, contexto geográfico en que la guerra civil se desarrolló con especial virulencia. La ruina y la desolación formaron parte de una dolorosa memoria. La memoria, las memorias de un cura que durante quince meses sufrió infinidad de calamidades: hambre, miedo, persecución, cárcel, trabajos forzados
En su condición de sacerdote, y a pesar de tantos sufrimientos, su fe mitigó buena parte del dolor, siempre a la espera del dominio de los vencedores. Testimonio y documento, no otra cosa es este libro. Otro episodio personal más de aquellos tiempos convulsos. El lector tiene otra óptica para el juicio. Ha de dejarse llevar ahora por este camino recorrido. La condición humana como principio esencial acaba siendo el componente del dolor de cualquier guerra. En estas páginas encontrará el lector as algunas razones que lo justifican.