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09 DIC

CONCURSO DE MICROS 22-23 DE ALI I TRUC. QUINCENA VII

Aquí tenéis los 20 relatos que empiezan con la frase «Esa niña de la foto me quiere muerto», comienzo de "Los incomprendidos" de Pedro Simón.

Con esta frase, inicio del libro Los incomprendidos de Pedro Simón deben comenzar los relatos de esta séptima quincena de la segunda temporada del concurso de relatos de Ali iTruc con Onda Cero.

Hemos recibido un total de 20 relatos que, durante los días 9, 10 y 11 de diciembre (hasta las 14:00), pueden ser votados por los autores y resto de público enviando sus puntuaciones al correo david@aliitruc.es, eligiendo los tres relatos favoritos y dándoles 1, 2 y 3 puntos. De estas votaciones, saldrá la terna finalista de la quincena, de la que el próximo lunes 12 de diciembre Pedro Simón elegirá el ganador en Onda Cero Elche - Comarcas del Vinalopó el .

A continuación podéis leer los relatos por orden alfabético a partir del primero que recibimos.

ACTUALIZACIÓN: Una vez concoido el resultado tras el veredicto dado por Pedro Simón, desvelamos la autoría y el podio.

 

En tercera posición:

MUERTE EN VIDA, de Roberto Hurtado.

Esa niña de la foto me quiere muerto: tanto como la quiero yo a ella viva.

Y no es que merezca lo que desea, quizá me lo he ganado con el paso del tiempo. Tantas idas y venidas, tantas despedidas. Pero su imagen en mi mente no se ha borrado desde el día en que marché. Por eso la llevo en mi cartera, escondida entre viejos papeles. Porque ya no recuerdo quién de los dos enfermó primero y quien está esperando al otro en el infierno. Quizá ella en vida hubiera logrado algo parecido a la calma. Yo, en cambio, malvivo en una eterna pregunta: ¿Quién murió primero?

 

En segunda posición:

EL JARDINERO, de Raquel Zaragoza.

Esa niña de la foto me quiere muerto. Me odia. Desde que Lorena se enteró de que su papá y el mío eran la misma persona ya no quiere ser mi novia, ¡hasta ha dejado de jugar conmigo en el recreo! Su mamá le ha dicho que si papá no hubiera ido sembrando semillitas en otros jardines, yo no existiría; y ellos vivirían juntos y felices.

Ya verás cuando se entere de que Susi y Marichu también son nuestras hermanas. ¡Jolines! Como a papi no se le acaben las semillitas…, a este paso no me caso.

 

Y relato ganador:

LAGUNAS EN LA MEMORIA, de Fina Martínez Lozoya.

Esa niña de la foto me quiere muerto haciéndome el culpable de la muerte de su madre, horrorizado me estremezco ante las lagunas de su memoria, intento explicarle lo que ocurrió; sé que está en buenas manos, pero dudo que la medicación sea efectiva. Espero que lo comprenda algún día.

Hoy he ido al cementerio a dejarle flores, me he dado la vuelta al escuchar su voz, era la primera vez que visitaba a su madre y me ha dicho: «Papá, sé que mi memoria ha estado perdida, he recordado que fui yo la que conducía, no pude evitar frenar a tiempo cuando aquel animal se cruzó; perdóname».

 

El resto de relatos, de menor a mayor puntuación:

LAZOS FAMILIARES, de Martina Arreaza.

Esa niña de la foto me quiere muerto, quítala de ahí cariño ¡no me gusta!

Cada vez que acudo a recoger a Dani al colegio... ella está siempre ahí con su mirada fija en mí, parece como si quisiera matarme.

Yo no lo entendía, tenía más o menos la edad de mi hijo; pero con las ideas muy claras. Parecía una adulta maliciosa.

Daniel, hijo: quién es esa niña que todos los días nos mira tanto y de esa forma.

¡Ah, ni caso papá! está loca. Va diciendo por ahí a todos, que es mi hermana.

 

LÓGICAS INFANTILES, de Paquita Márquez.

Esa niña de la foto me quiere muerto. Le pedí que fuera mi novia porque es lista y guapa, pero me dijo que ojalá me muriera y me comieran las hormigas peludas. Le pregunté por qué me tenían que comer unas hormigas peludas y dijo que así a lo mejor me salía pelo. Le dije que el pelo me saldría cuando terminara la quimio, y que lo que había dicho era una tontería, porque un muerto no necesita pelo, y que ahora me parecía tonta, pero guapa. Entonces me cogió de la mano y me dijo que ya éramos novios, que ya no tenía que morirme ni nada.

 

RENCOR IMPLACABLE, de Felipe Tenenbaum.

Esa niña de la foto me quiere muerto. O quizás, tuerto. No escuché bien. ¡Ouchhhh! Era «muerto».

 

AMORES TÓXICOS, de Mariam Vicente.

Esa niña de la foto me quiere muerto de amor. Su mirada fija me tortura, me lleva hasta la locura imaginando que la tengo refugiada en mi puerto.

La niña de la foto tiene los ojos color azul mar y el corazón seco, sabe que sin ella no sé vivir y sin embargo se complace en negarme su presencia, me mira y sé que sin ella estoy ciego.

Me quiere muerto de celos cuando me llama con promesas zalameras y luego me abandona como si fuera un trapo viejo.

La niña de la foto se ríe de mí. Ella en realidad no me quiere, y yo me muero.

 

SIN COMPASIÓN, de María Bastida.

Esa niña de la foto me quiere muerto, no soporta mi presencia, ni mis balbuceos casi indescifrables, para ella solo soy un monstruo.

Sobreviví a un accidente que me desfiguró por completo y dejó mi cuerpo postrado de por vida.

Concibió un plan para deshacerse de mí. Con discreción, sin levantar sospechas, fue hurtando medicamentos a la enfermera que me atendía. Logró acumular una buena cantidad que me administró durante la cena, mi última cena.

Esa niña un día fui yo. Ahora el monstruo se pudre en un nicho y mi alma vuela libre. Conseguí romper los barrotes de aquella cárcel de huesos rotos que me tenía prisionera.

 

MI PSICÓLOGA, de Marcelo Celave.

‒¡Esa niña de la foto me quiere muerto, doctora!

‒Daniel, eso es una percepción totalmente falsa que poco a poco vamos a corregir.

‒Mire, mire: ¡me muevo y me sigue con la mirada!

‒Tú ignóralos y verás cómo los cuadros dejarán de mirarte obstinados.

‒Bueno, pero… dijo que era una percepción falsa, ¿no?

‒Es una forma retórica de empatizar con tu trastorno obsesivo, Daniel.

‒No me ayuda doctora…

‒Y a mí, ¿quién me ayuda cantimplora?

‒¿¿¿Cómo???

‒¡Que ya pasó una hora!... Ahhh, por favor… al salir, no mires el cuadro de mi madre que hoy está muy susceptible y aprovechará cualquier oportunidad para hacerte malos gestos sobre mí.

 

MEMEFOBIA, de Felipe Tenenbaum.

Esa niña de la foto me quiere muerto. Solo basta con ver su sonrisa diabólica para darse cuenta. O examinar la hondura de sus ojos para advertir que su flequillo infantil, tan característico y pueril, se encuentra meticulosamente despeinado. Revuelto y desgreñado hasta la exasperación. Me encuentro su imagen a todas horas. Cuando recibo correos electrónicos. Cuando miro Tiktoks. Incluso, ahora mismo que estoy navegando por la web. Siempre aparece la dichosa niña de la foto acosándome con su constancia, con su macabro saber estar. ¿Qué otra cosa (si no la muerte) podría desearme, una satanesa capaz de sonreír con semejante incendio tras de sí?

 

SABIDURÍA POPULAR, de Américo Fojo.

Esa niña de la foto me quiere muerto, vivo, deprimido o alegre, pero me quiere… sí, hay amores que matan.

 

LA VIDA OCULTA DE LOS CUADROS, de Marcelo Celave.

‒Esa niña de la foto me quiere muerto, o lejos. La culpa la tiene mi hija que nos puso enfrentados uno en cada pared. Antes estaba un primo de la niña, de su misma edad y congeniaban muy bien. Pero desde que lo descolgaron y me pusieron a mí, la chiquilla me mira con un asco…

‒Oye niña, que yo no tengo la culpa, que soy un mandado.

‒¿No tienes la culpa? Con esa mirada de buey lograste que tu hija te pusiera en la pared principal, justo enfrente de mí. Y ahora estoy obligada a mirarte.

‒Y yo que creía que al morir se terminaban mis problemas…

 

DIFERENTES FORMAS DE MORIR, de Sofía Ortiz.

Esa niña de la foto me quiere muerto. Sentado intento recordar a mi familia, aunque no logro ver sus rostros. Cuando entré en el ejército, buscaba honores, ser conocido, qué idiota fui. Como exmilitar, partícipe de horribles calamidades no me sorprendían las amenazas de muerte. El sobre que sostenía contenía únicamente una fotografía con un texto y una fecha de encuentro. «La dejaste sin padre, ahora sé responsable». Cuando ella apareció me estremecí, ¿cómo no la había reconocido en la foto? Cuánto ha crecido, está hermosa.

Adiós papá, espero que mereciera la pena –dijo ella cortante.

Fue breve y letal. Morí, aun así, seguía respirando.

 

EL SEPULTURERO, de Felipe Tenenbaum.

Esa niña de la foto me quiere muerto. Su madre, tan precisa y exacta como un monigote que ha extraviado el alma, deja una petunia sobre su tumba todos los lunes al mediodía. Las coloca junto a su retrato y se marcha en silencio. Enlutándolo todo con su tristeza. Desde entonces y hasta el siguiente lunes, me toca a mí cuidar de ambos cadáveres tiernos. El de la niña y el de la flor.

La pequeña del retrato desea mi final o a lo mejor soy yo mismo quien espera con impaciencia la oportunidad de regar su soledad en el otro mundo. Pronto lo sabré.

 

REMORDIMIENTO, de Silvia Díaz.

Esa niña de la foto me quiere muerto y sé que lo haría si no la hubiese matado antes.

Trabajé para su familia como mayordomo junto a un gran elenco de sirvientes.

Un día de locura, harto de las humillaciones de los Bastien, incendié la mansión con ellos dentro.

–Se trata de la venganza de un trabajador –decían los periódicos–. El autor ha huido y se desconoce su paradero. Los integrantes del clan Bastien han fallecido presos de las llamas. –Al lado del titular, una fotografía mía sonriente posaba junto a la familia. Todos, incluido esa niña que me clava los ojos desde la foto del noticiero, murieron.

 

LOS GOZOS Y LAS SOMBRAS, de Paquita Márquez.

Esa niña de la foto me quiere muerto de agotamiento. La tengo ahora a mi lado y… ¡no tiene hartura! Después de seis asaltos, mis músculos se resienten y todas y cada una de las partes de mi cuerpo se rebelan al intentarlo de nuevo, y hasta mis vértebras y mis riñones parecen gritarme: «¡Ya vale, macho, que tú ya no estás para tanto trote!»

Pero contemplar su rostro de satisfacción y escuchar esos gemiditos de gozo cuando está en lo más alto, me dan las fuerzas que necesito y no me resisto a sus exigencias:

‒¡¡Venga, abuelito, dame otra voltereta y súbeme hasta el cielo!!

 

MUJER PECULIAR, de Silvia Espina.

Esa niña de la foto me quiere muerto, muerto por abandonar a su madre. Mis esfuerzos por no sentirme culpable fueron vanos, pero sus extravagancias me superaron.

Ahora tiene un ratón en el compost, un buitre leonado en el jardín y un enorme lagarto verde en su piscina; tendrá que buscar otro hombre para su cama.

 

ADOLESCENCIA de Raquel Zaragoza.

Esa niña de la foto me quiere muerto. Lo que daría yo por volver a aquella época en la que me quería «hasta la luna y más»; hasta que, sin darme cuenta, llegó una hechicera llamada adolescencia y me la robó.

No me gustan sus amistades, son peligrosas. Esta tarde la he castigado en su habitación y le he quitado el móvil. Esperaba discutirlo, pero ni una palabra; solo una mirada de odio, un portazo y un silencio aterrador.

Mi hija, la niña de la foto, ahora me quiere muerto y no sabe que ya lo estoy; muerto de pena, de miedo y… de amor.

 

FÍSICA Y QUÍMICA, de María Ángeles Vaíllo.

Esa niña de la foto me quiere muerto antes que solo… me dice constantemente, papá tienes que encontrar una compañera y volver a sonreír, sabes que yo pronto alzaré el vuelo.

Parece que fue ayer cuando me decía papá no te cases nunca, no quiero tener madrastra como cenicienta, sí, el cuento que me lees en las noches de tormenta,  pues ya sabes que no creo en príncipes ni en hadas.

Le tendré que contar que hace algún tiempo he vuelto a soñar, desde que me presentó a su antigua profesora de física ¡Ahí surgió la química! ¡voy a contárselo y que alce el vuelo feliz!

 

SINCERIDAD, de Marieta Nicolás.

Esa niña de la foto me quiere muerto para acabar su Tesis Doctoral.

Ella es mi nieta Marta, la que se fue a Cambrigde a finalizar sus estudios de médico forense.

El día que tomamos la foto que tengo en mi mesita de noche del hospital de crónicos, donde estoy ingresado desde hace meses; ya bromeaba con la idea de estudiar y analizar mi cuerpo cuando ella fuera mayor y yo falleciera.

Y ahora, cuando llama para preguntar por mi salud, siempre se despide preguntándome «¿Has firmado ya el consentimiento para la donación de tu cuerpo a la ciencia?»

 

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