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14 MAR

CONCURSO DE MICROS 23-24 DE ALI I TRUC. QUINCENA XII

Aquí tenéis los 23 relatos que empiezan con la frase «Déjame contarte una verdad», comienzo de la última novela de Mayte Uceda "El maestro de azúcar".

Con esta frase, inicio del libro El maestro de azúcar, de Mayte Uceda, deben comenzar los relatos de esta duodécima quincena de la tercera temporada del concurso de relatos de Ali iTruc con Onda Cero.

Hemos recibido un total de XX relatos (ordenados alfabéticamente a partir del primero recibido) que, durante los días 15, 16 y 17 de marzo pueden ser votados por los autores y resto de público enviando sus puntuaciones al correo david@aliitruc.es, eligiendo los tres relatos favoritos. De estas votaciones, saldrá la terna finalista de la quincena, que conoceremos el próximo lunes 18 de marzo en Onda Cero Elche de manos de Mayte Uceda.

ACTUALIZACIÓN: Una vez conocido el veredicto, desvelamos podio y autoría de los relatos.

En tercera posición:

COSAS DE ABUELOS, de Raquel Zaragoza.

«Déjame contarte una verdad: más vale tener un lápiz corto que una memoria larga». Estas eran las palabras que mi abuelo, a menudo, repetía; y de las que yo siempre me burlaba.

Hoy, más de cincuenta años después de escucharlas por última vez, aún las recuerdo sin necesidad de guardarlas anotadas. Con sólo cinco años, me sabía los nombres de todos los jugadores del Real Madrid. ¡Qué memoria! ¡Qué tiempos…!

Ahora, mi nieto dice que tengo “el disco duro lleno, y que ya no graba”. Justo cuando decido hacerle caso al abuelo… Ahora, nunca recuerdo ¡dónde diablos he dejado el puñetero lápiz!

 

En segunda posición:

PLANIFICACIÓN FAMILIAR, de Paquita Márquez.

Déjame contarte una verdad, Vicente. Ayer, cuando me hablabas de nuestro futuro juntos, de los hijos             que vendrían, de lo felices que nos haríamos el uno al otro… me emocioné… y lloré como nunca

¡Claro Elena, vida mía! Yo también me emociono cuando pienso en nuestro futuro… ¡Te quiero tanto! Y ya verás cómo los hijos de nuestro amor irán llegando para completar nuestra dicha… Yo quiero tener dos querubines, Vicente y Elena, como nosotros. Seremos unos padres estupendos, una familia fantástica, ya verás…

Sí, pero la verdad es… que yo no me llamo Elena, me llamo Vicente… también.

 

Y relato ganador, elegido por Mayte Uceda entre los tres finalistas:

EL CICLO DE LA LITERATURA, de Felipe Tenenbaum.

Déjame contarte una verdad, humano. Los alerces somos los creadores de literatura, primigenios. Por nuestros xilemas circula savia bruta y poesía que asciende hasta nuestras hojas. Gracias a la luz solar (nuestra musa iluminadora), tallamos historias sagradas en las nervaduras. Quizás, por eso, confeccionáis vuestros folios a partir de nuestros troncos. Para robarnos nuestro arte milenario. Tranquilo, artista; nadie te acusará de plagio. Nuestro sacrificio constante es un mal necesario en la evolución de las especies. Eso sí. Llegará el día en que os ocurra a vosotros lo mismo. El ciclo está en marcha. Y el nuevo parásito creativo ya tiene nombre: Chatgpt.

 

El resto de relatos, de menor a mayor puntuación, han sido:

CÓMO SE LO DIGO, de Mercedes Blanco.

Déjame contarte una verdad, aunque no sé cómo empezar. Eres la más querida de mis hijos y siempre has tenido un lugar especial en mis afectos, pero he esperado todo este tiempo para decirte lo que he guardado por miedo a tu reacción.

Tú no eres hija de tu padre, sino de un peón de la hacienda en donde yo vivía siendo muy joven. Hija, perdona este silencio de años, no me atrevía a ser sincera, pero no quiero vivir con este secreto.

A él se lo contaré después, pero necesito mucho valor para hacerlo.

 

VUELTA Y VUELTA, de Francisco Eugenio Crespo.

—Déjame contarte una verdad. ¿Alguna vez he tenido una infección de orina?

—Que yo sepa no. Estas más sana que una lechuga. Al contrario que yo... siempre estoy con infecciones urinarias.

—Pues esta es mi verdad: llevo las mismas bragas durante una semana.

—¿Qué me dices? Eso no es una verdad. ¡Eso es una guarrería!

—Te explico: La vagina tiene su propia flora. Hace tiempo descubrí qué cuanto menos la laves y menos te cambies de ropa interior, mejor. Simplemente le das la vuelta a las bragas cada dos días. Y al séptimo te las cambias. Ya verás cómo mejoras...

 

EL MUNDO DE LA IGNORANCIA, de Lucía Ortiz.

Déjame contarte una verdad, una vez iba caminando por la calle y me encontré a un hombre cuya ropa era extravagante, todos lo juzgaban por lo que llevaba puesto, lo insultaban, lo llamaban por palabras vulgares, nadie sabía de dónde venía y a nadie le interesaba a donde iba. Yo tampoco es que fuera muy distinta a ellos, yo también me reía a sus espaldas, pero un día decidí seguirlo y lo que observé me dio una lección de vida. Aquel hombre era noble y sin embargo ensuciaban su nombre. Que ignorantes podemos llegar a ser y que insensibles también.

 

CALEIDOSCOPIO, de Margarita González.

Déjame contarte una verdad.

La cajera dice que el ladrón la amenazó y que no pudo evitar el robo. La señora que estaba en la cola de la caja, afirma que no hubo agresión ni amenaza; que la chica entregó la cartera con naturalidad. El supuesto ladrón huyó; en su casa cuenta el dinero, esconde la cartera y se dispone a seguir su plan.

El policía, fuera del trabajo, recuerda el guion de Rashomon y teclea un relato donde los personajes cuentan, cada uno desde su perspectiva, la verdad sobre el robo.

Esta es una verdad, la mía, la verdad literaria.

 

UNA VERDAD, de Inmaculada Micó.

Déjame contarte una verdad: Si alguna vez te dicen que si te esfuerzas mucho puedes conseguir todo lo que te propongas, no lo creas. Es mentira.

Yo me esforcé. Me esforcé muchísimo, todo el verano, cada día, una tarde detrás de otra y no lo conseguí.

Ni una sola vez gané a Rosita al tranco, NUNCA.

 

EL CICLO DE LA HISTORIA, de Felipe Tenenbaum.

Déjame contarte una verdad, humano. En el siglo XX, justo cuando acababa la Primera Guerra Mundial, hubo una gran pandemia, la gripe española. Luego, una tremenda crisis económica, la crisis del 30. Y después, la Segunda Guerra Mundial. Las coincidencias en literatura, biología y hasta en matemáticas pueden deberse a casualidades. En Historia, nunca.

 

EL CICLO DE LA EXTINCIÓN, de Felipe Tenenbaum.

Déjame contarte una verdad, humano. Cuando me precipite a la Tierra (convertido en meteorito redentor), vuestra raza caerá en el olvido. Podéis rezar si os place. Ninguna deidad acudirá en vuestra ayuda. Todas reniegan de vuestra idiosincrasia violenta y de vuestro irracional apego a las miserias cotidianas. Además…, haré que parezca un accidente.

 

VERDADES COMO PUÑOS, de Paquita Márquez.

—Déjame contarte una verdad, hermana, ábreme.

—¿Qué quieres? —detrás de ella veo la cabeza de Juanjo, su ligue.

—Pues decirte que a veces las amenazas de mamá se cumplen. Ya sé que lo de “os mato si lo hacéis” o “voy a lavaros la boca con lejía” nunca lo cumple. Pero cuando amenaza con tirar lo que dejamos por el suelo, aunque sea debajo de la cama, lo tira de verdad, a mí me tiró todos mis legos. Lo digo porque mamá ha llegado y está subiendo. Como no escondas bien a Juanjo, ya sabes que sale volando por la ventana…

 

LA HERMANASTRA, de José Luis Cuadrado.

«Déjame contarte una verdad»

La frase estaba escrita en una tarjeta azul que acompañaba en una bandeja a un desayuno repleto de manjares: café bien cargado, zumo de naranja, tostadas con un buen aceite de oliva y un excelente jamón ibérico acompañado de un apetitoso queso curado.

Rocío –de postre– se acurrucó desnuda en mi cama –¡qué frío! – abrazándome de inmediato para robarme el calor. Mi estupor alcanzó el grado superlativo cuando noté como su boca acariciaba mi sexo.

Soy tu hermanastra, ese es mi secreto inconfesable, mi verdad.

 

CATARSIS, de Mª Rosario Buades.

Déjame contarte una verdad… Claudia y Marta caminaban a misa de siete en Finestrat.  Eran como hermanas.

De repente, Claudia, le dijo a Marta: «Cuando salgamos te contaré una verdad, mi verdad más auténtica».

Comenzó el oratorio y la cara de Claudia se transformó en segundos, estaba resplandeciente, sus ojos destilaban una luz especial, se estremecía al oír la voz de D. Mario predicando, rezaba con devoción manteniendo sus ojos fijos en él, casi como en éxtasis.

Concluido el rezo, Claudia le dijo susurrando: «No puedo callar más, voy a contarte mi verdad inconfesable hasta ahora: ¡D. Mario es el padre de mi hija!»

 

AMOR PERVERSO, de América Martín.

Déjame contarte una verdad, tan grande como una catedral, tan pura como el primer beso…

¡Espera abuela! ¿Acaso el primer beso es algo puro?

¡Claro! Ese beso está reservado para ese primer contacto con el gran amor de tu vida… Ahora tienes diez años y tal vez, aunque te parezca extraño, no siempre ese gran amor termina siendo tu pareja.

No abuela, ahora sí que lo entiendo… y por eso el abuelo la otra noche me quería enseñar cómo besar… claro, como él siempre me dice que soy el gran amor de su vida.

 

BELLEZA O FEALDAD, de Lucía Ortiz.

—Déjame contarte una verdad —dijo la niña, sosteniendo un oso de peluche entre sus sucias manos.

—¿Ahora qué quieres? —dijo la mujer con desprecio—. ¿No te parece que me has molestado lo suficiente? —añadió.

—Personas como tú me horrorizan, lo único que tienes que luce en la sociedad es «belleza» por así llamarla. Pero en tus acciones se muestra la verdad. No se cómo te levantas todas las mañanas… —dijo la niña con desprecio.

—Niñas como tu dan… —dijo, pero fue interrumpida por la muchacha que al parecer no había terminado.

—¿Alguna vez te has preguntado si eres feliz?

 

UNA CENA, de Francisco Eugenio Crespo.

—Déjame contarte una verdad. Tengo tres testículos.

—¿Qué me dices? ¡Vaya sorpresa! Mira que somos amigos de toda la vida y nunca me lo habías dicho.

—Lo sé Eduardo, pero ahora tengo la confianza para contártelo. Además, si quieres puedes verificarlo, antes de la operación.

—Bueno, la verdad es sí que me gustaría, por pura curiosidad. Espera un momento... solo consigo notar dos con las manos.

—Muy bien. Ahora puedes saludar a mi mujer, que está conectada al móvil en manos libres, y con la que me he apostado una cena a que mi amigo Eduardo me tocaba los huevos esta tarde.

 

ESA VIEJA FOTO, de Américo Fojo.

Déjame contarte una verdad acerca de esa vieja foto de mi familia que tanto te gusta… esa del nonno Giuseppe con su sombrero Borsalino gris, chaqueta oscura y camisa de cuello duro, llevando con orgullo su estuche de violín de piel negra.

En realidad, el nonno no era músico, como decía la nonna Lucía… es más, que yo sepa, nunca tuvo un violín… fueron años muy duros allá en Chicago y el nonno trabajaba para Al Capone, que lo apreciaba mucho… 

 

HIPPIE, de Francisco Eugenio Crespo.

Déjame contarte una verdad. La vida es un engaño. Vas al cole, estudias mucho, deberes, exámenes... Luego trabajas, te juntas con alguien, te compras una casa, tienes hijos, trabajas más... no tienes tiempo para ti. Te compras cosas materiales, y piensas que eso te hace feliz. Pero no es verdad, no las disfrutas, ni pasas mucho tiempo con la familia porque siempre estás trabajando, tienes obligaciones... Problemas, estrés, la salud, vejez... todo es un engaño. Hazme caso y hazte Hippie. Quizás puedas ser más feliz que yo.

¿Abuela que es hippie? - dijo su nieto Mateo, de cinco años.

 

LAS ALBÓNDIGAS DE LA SUEGRA, de Raquel Zaragoza.

─Déjame contarte una verdad que me corroe: Pepe, admito que tienes razón ─confesó su mujer, mientras comían albóndigas.

─¿¡Qué tengo razón!? ─preguntó asustado.

─Sí, reconozco que las mejores albóndigas son las de tu madre.

─¡Ya te lo decía yo! El secreto está en su receta, pero éstas también te han salido buenas ─añadió relamiéndose.

─Pepe, yo no hablo de su receta… sino del delicioso picadillo de su carne ─puntualizó Laura, sonriendo maliciosamente.

─¡Qué bruta eres! Cualquiera que te oiga va a pensar que…  por cierto, ¿dónde está mi madre?

─¿Te sirvo más albóndigas?

 

NO PUEDO MÁS, de Inmaculada Micó.

Déjame contarte una verdad: Estoy agotada.

Si el lunes por la mañana tengo francés, el martes por la tarde, aquagym; el miércoles, pintura y después marcha nórdica; el jueves, taller de musicoterapia y el viernes, cerámica… ¿Me tendré que jubilar de la jubilación para no tener estrés?

 

TENTANDO A LA SUERTE, de Paquita Márquez.

Déjame contarte una verdad, hijo: tu padre no va a volver. Ha dado el portazo definitivo porque ayer le lavé unos pantalones con un billete de lotería premiado en el bolsillo y el billete se ha deshecho. Se puso tan furioso, que casi me mata, el muy bruto. ¡No consentiré que vuelva! Y, si lo hace, está avisado: lo denunciaré y lo encerrarán. ¡Estoy harta de sus malos tratos!

Pero no te preocupes, hijo, estaremos bien sin él… Y dime, ¿qué era eso que tanto deseabas comprarte? —pregunta mientras acaricia en el bolsillo de su mandil un billete de lotería…

 

VERDADES Y MENTIRAS, de Mariam Vicente

—Déjame contarte una verdad incómoda: la verdad no existe, todo es una patraña.

Al chico se le llenaron los ojos de lágrimas, y la mentira se alejó ufana, regodeándose en el daño que acababa de hacer y feliz por la inocencia que había conseguido destruir.

 

MONÓLOGO, de Silvia Espina.

—Déjame contarte una verdad, King —dijo Juanillo, cuidador de felinos del zoológico, mientras cambiaba los cubos de agua del león de Nubia.

Acostumbraba hablar con los animales mientras limpiaba las jaulas; tenía la sensación que comprendían lo que les decía y era feliz al tranquilizarlos simplemente con su monólogo de palabras suaves.

—La verdad, King, es que estas rejas de acero fueron puestas para protegerte de ellos, los animales de dos patas… ellos son los peligrosos. Son imprevisibles, tienen mal carácter y cuando no consiguen lo que quieren, se vuelven locos y se matan entre ellos.

—Por eso King, hay que tenerlos encerrados

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