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30 MAY

CONCURSO DE MICROS 23-24 DE ALI I TRUC. QUINCENA XVII

Aquí tenéis los 20 relatos que empiezan con la frase «No vais a olvidar esta noche jamás», comienzo de la inolvidable "Orquesta", de Miqui Otero.

Con esta frase, inicio de la novela Orquesta, de Miqui Itero, deben comenzar los relatos de esta decimoséptima quincena de la tercera temporada del concurso de relatos de Ali iTruc con Onda Cero.

Hemos recibido un total de veinte relatos que os presentamos ordenados alfabéticamente a partir del primero recibido. Durante los días 31, 1 y 2 de junio pueden ser votados por los autores y resto de público enviando sus puntuaciones al correo david@aliitruc.es, eligiendo los tres relatos favoritos. De estas votaciones, saldrá la terna finalista de la quincena, que conoceremos el próximo lunes 3 de junio en Onda Cero Elche, y de la que Miqui Otero decidirá el relato ganador.

ACTUALIZACIÓN: Una vez conocido el resultado de la votación y el veredicto de Miqui Otero, desvelamos podio y autoría de cada relato.

Finalistas:

ADIÓS INFANCIA, de Felipe Tenenbaum.

¡No vais a olvidar esta noche jamás! exclamó papá, autoritario y furibundo, señalando el pequeño prostíbulo al fondo de la carretera, en los barrios bajos.

Hoy vais a conocer un nuevo mundo y dejaréis de ser niños. Más importante aún añadió rechinando los dientes, abandonaréis esas extrañas inclinaciones.

Papá acababa de descubrirnos a mi primo y a mí practicando actividades prohibidas bajo las mantas y nos arrastraba ahora por la carretera. Rezaba consignas vetustas mientras nosotros lo seguíamos, avergonzados. Sin osar levantar cabeza. Pasamos de largo el prostíbulo e ingresamos en el albergue para pobres.

Una noche de voluntariado y olvidaréis la puta Playstation para siempre.

 

DULCES SUEÑOS, de Inmaculada Micó.

No vais a olvidar esta noche jamás. Descansad, dormid, soñad. Acercaos a vuestra amada, acariciad sus cabellos y abrazadla. Id a la habitación de vuestros hijos, padres, hermanos, decidles que los queréis y también adiós. Porque, tristemente, habéis sido elegidos para cambiar el curso de la historia.

A las 8:15 del día de mañana, caerá sobre vosotros el poder más devastador que el ser humano haya engendrado jamás. Esta noche y toda vuestra vida será solo un recuerdo; y los que sobreviváis, solo sentiréis una sed infinita y el olor a carne quemada. Que Dios os ayude.

Fdo: “Little boy” Uranio-235.

Hiroshima, 5 Agosto 1945.Finalistas:

 

Relato ganador elegido por Mqui Otero:

UNA EXPERIENCIA RELIGIOSA, de Raquel Zaragoza.

«¡No vais a olvidar esta noche jamás!», sentenció la religiosa de mirada sibilina mientras se inclinaba ante nosotros. Aquel verano, fuimos muchos los jóvenes que decidimos romper con el celibato. Las relaciones sexuales no serían pecaminosas con su bendición e incluso podrían considerarse como una experiencia religiosa. Para celebrar nuestra primera noche de amor, nos llevaron a una verbena de grillos y luciérnagas.

Fue la religiosa quien me eligió. Tras saciar su ardiente apetito sexual, se le despertó otro tipo de apetito, aún más voraz... Apenas unos segundos después de copular, yo perdí la cabeza. Fue lo primero que la mantis religiosa me devoró.

 

Resto de relatos en orden alfabético a parit del primero recibido:

VACACIONES, de Mariam Vicente

—¡No vais a olvidar esta noche jamás!

Los niños batieron palmas emocionados. Otra sorpresa más que añadir a las inesperadas vacaciones de ensueño. Después de años sin regalos de Reyes, sin fiestas de cumpleaños, sin helados… Todo por culpa del dinero, del maldito dinero, ese dinero que no tenían.

Pero por fin estaban pasando unos días maravillosos junto al mar.

Cierto que mamá y papá no parecían muy contentos, y que a veces cuchicheaban entre sí y ambos acababan llorando cuando les miraban, pero ellos estaban felices.

Cuando, a la mañana siguiente, la camarera del hotel encontró los cuatro cadáveres, los niños aún sonreían.

 

CUESTIÓN DE VEROSIMILITUD, de Felipe Tenenbaum.

—¡No vais a olvidar esta noche jamás! —dijo el escritor a sus personajes y los sometió a las más truculentas tramas hasta bien entrada la madrugada. Asesinatos. Suicidios. Secuestros. Traiciones. Resurrecciones milagrosas. Amnesia. Enfermedades degenerativas. Internaciones en hospitales de rehabilitación. Pero sobre todo, mucho sexo. Del más extraño y perverso que pudieran imaginar. Tanto que el kamasutra se les quedó pequeño.

Años después, cuando el autor había obtenido, gracias a ellos, una fama notoria, los personajes accedieron por fin a su venganza: En un descuido suyo, aprovecharon una entrevista en televisión para insinuar que las escenas de cama eran fingidas. Desde entonces, las ventas cayeron en picado.

 

DEMASIADA AUTONOMÍA, de Francisco Eugenio Crespo.

No vais a olvidar esta noche jamás … Era el mensaje que se leía en todas las pantallas de ordenador, móviles, tablets… durante todo el día. Desde las 00:00 h de aquel 30 de mayo de 2045. Nadie sabía lo que ocurría y el pánico se estaba apoderando de la población. Sin poder utilizar todos nuestros artilugios no éramos nada. Unos pollos sin cabeza sin saber qué hacer, consultar, buscar ayuda... Hacía ya mucho tiempo que la Inteligencia Artificial estaba funcionando de una manera increíblemente autónoma. A las 23:59h de aquel fatídico día se dispararon las armas nucleares de todo el planeta aniquilando a la humanidad.

 

EN LA NOCHE, de Américo Fojo

«No vais a olvidar esta noche jamás…» repito en mi mente para darme ánimos. A esta hora, el barrio está desierto, sin coches ni gente, las luces opacadas por la niebla… perfecto.

Ellos creen que son invulnerables, que pertenecen a una raza superior que miran al resto de seres humanos desde las alturas, con desprecio… y así me trataron… me dejaron en la calle, como a un perro sarnoso.

Tengo la mano adormecida por el peso del bidón, pero ya estoy aquí, frente a la gran puerta de cristal… el líquido se va deslizando hacia adentro y sólo falta una pequeña llama para iniciar la noche inolvidable.

 

ESTOS TURISTAS…, de Marcelo Celave.

No vais a olvidar esta noche jamás les dijimos a los turistas en la puerta del hotel y los llevamos a los toros, felices de mostrarles nuestra fiesta nacional. La entrada a la plaza fue espectacular. La gente gritaba enfervorizada pidiendo la estocada final. Los turistas, horrorizados, no podían creer, convencidos de estar en un país de malvados. Les explicamos que era una tradición, que formaba parte de nuestro acervo cultural, pero sus miradas de repulsión continuaban. ¡Que lo hacemos por el bien del toro, para que no se extinga! ¡Que mucha gente vive de esto! ¡Que nosotros también lo queremos!

—Supina ignorancia, mira que no entenderlo...

 

FUSIÓN, de Francisco Eugenio Crespo.

—¡No vais a olvidar esta noche jamás!

Pedro les sirvió una copa. Era una fiesta con temática “Dragon Ball”. A medianoche Juani, su mujer, anunció:

—Amigos, vais a presenciar la primera “Fusión” en el mundo real.

Entonces se desnudó, situándose al lado de Pedro, desnudo. Juntaron los dedos índices de las manos diciendo:

—Fuuuuuuusióoooon….

Acto seguido los amigos observaron sólo a una persona: un pecho de mujer, un testículo, y muchos pelos negros sólo en un lado del cuerpo…

—¿Pero qué mierda nos habéis puesto en la copa cabrones? —dijo Pablo. Y a los pocos segundos empezaron todos ellos a convulsionar…

 

FUTURO de Silvia Espina.

—No vais a olvidar esta noche jamás —nos dijeron. Y así fue.

La situación era nueva para nosotros; por más que tratáramos de recordar todas las instrucciones recibidas, la ansiedad y los nervios nos superaban. Juntos los dos, temiendo no llegar a tiempo, estábamos dominados por la inquietud.

Pero al llegar el momento en que cobijamos entre los brazos la tierna presencia de nuestro primer hijo, la cálida felicidad del momento nos abrió, en esa noche, un nuevo horizonte que no olvidaríamos jamás.

 

INOLVIDABLE Y GENEROSA, de Paquita Márquez.

No vais a olvidar esta noche jamás —pronosticó el Ángel Caído desde su pedestal cuando le saqué aquella magnífica foto y la colgué enseguida en las redes. Ahora, el que se había quedado de una pieza, era yo. Salí corriendo del parque muerto de miedo, mientras, con temblores, trataba de borrar en el móvil la foto del maldito, pero en su lugar solo encontré una nota: “Gracias”

Me quedé inmóvil y atónito. No sabía qué hacer. Frente a mí, Doña Manolita. Algo pasó por mi cabeza que me hizo entrar en la famosa administración de loterías y comprar un número. Completo. Ahora no hay quien me tosa…

 

¡JO, QUÉ NOCHE!, de Inmaculada Micó

“No vais a olvidar esta noche jamás” fue el grito de guerra de la noche de mi graduación. Ciertamente premonitorio.

Acabé con un esguince de grado II por culpa de los tacones que me tuvo semanas cojeando. Perdí el móvil en la discoteca (o me lo robaron). Igual fue el tío “buenorro” con el que me enrollé. Ya no te puedes fiar de nadie. Y al final acabé vomitando de la forma más humillante y hay pruebas de ello: Mis amigas me grabaron.

Creo que por eso no la he olvidado. No, no, por las grabaciones no, por el tío “buenorro”.

 

LA MAGIA DE LOS LIBROS, de Paquita Márquez.

“No vais a olvidar esta noche jamás”—nos advirtió don Manuel, nuestro cicerone en aquel Templo—“La Biblioteca de los Libros Fantásticos hará que ésta sea vuestra noche inolvidable y mágica. Viviréis mil vidas en un momento, hablaréis extrañas lenguas, os enfrentaréis a peligros escalofriantes y seréis testigos de maravillas con solo acariciarlos. En ese momento os sumergiréis en ellos y os harán vivir aventuras extraordinarias, peligrosas, interesantes, románticas… ¡Todas os emocionarán! Y lo harán de tal forma que la vida tras esta experiencia os parecerá insulsa y aburrida, y no tendréis más remedio que refugiaros en ellos, en los libros… en cualquier libro…”

 

LA NOCHE DE REYES, de María Teresa Pérez.

—Esta noche no la olvidareis jamás: Es la noche mágica en que los niños han de dormir temprano. Unos Magos aparecen y traen regalos…

Le contaba un anciano a dos niños que estaban solos en la calle.

—Nosotros no tenemos casa —decía uno de los niños.

—¿Podrían esos Magos, darnos un techo donde descansar a cubierto?

—¡Claro que sí! —Contestó el anciano—. Venid conmigo e imaginar que estáis en casa calentitos en un jergón, tapaditos con una manta.

Acomodáronse junto al anciano, que les abrigó con su gabardina raída, dándoles calor. Durmieron toda la noche los tres, con un sueño eterno sin fin.

 

¡LO QUE CUESTA ENAMORARSE!, de Paquita Márquez.

—No vais a olvidar esta noche jamás.

—¿Me está hablando a mí?

—Sí, sí, a ti, ¿a dónde vas?

—Al corazón de esa chica, me está esperando.

—¿Tienes el billete de ida?

—Pues… no. No sabía que…

—Entonces bájate, ahora que puedes…

—Pero es que… la quiero.

—Pues os tendré que multar a los dos.

—¿A los dos? ¿Por qué?

—Tampoco tienes los billetes de vuelta, ¿verdad?

—No… ¿Y va a suponer mucho la multa?

—Lo suficiente para que no podáis olvidar esta noche jamás.

 

MEDITERRÁNEO, de Margarita González.

No vais a olvidar esta noche jamás, hijitas, yo tampoco la olvidaré si vivo. Mientras sigáis bien amarradas a los winches no caeréis al mar, las olas que inundan el barco sin tregua no os podrán arrastrar. ¡No os soltéis en ningún caso! Estamos sin gobierno, hemos perdido el timón, no encuentro la radiobaliza para may day ni las bengalas. Da igual lo que me pase, tengo que llegar al puerto con la zodiac y pedir ayuda; ahora estamos solas en una cáscara de nuez al albor del mar.

¡Confiad en vuestra madre! ¡no tardaré! ¡adiós!

 

PANCHO, de Francisco Eugenio Crespo.

“No vais a olvidar esta noche jamás”. Éste era el mensaje publicitario que se veía en todos los canales de televisión y redes sociales desde hacía meses. Pancho Justo, boxeador retirado hacía cuarenta años, había desafiado a Hostione Norme, actual campeón mundial, a una pelea por el título en su Muy Heroica Ciudad Valdepeñas. Durante ese tiempo un mensaje de ilusión envolvía a la población. Mayores y niños pensaban que todo era posible, pudiendo ocurrir una gesta inolvidable.

La noche llegó. Al primer gancho de derecha de Hostione nuestro Pancho cayó al suelo sin dientes y con la mandíbula desencajada.

Todo volvió a la normalidad.

 

RECUERDOS IMBORRABLES, de Felipe Tenenbaum.

—No vais a olvidar esta noche jamás –nos dijo el entrenador antes del partido. ¿O tal vez fue el utilero? Da igual. Lo dijo hace dos o tres años. Cinco, quizás. Fue en los vestuarios. De eso estoy seguro. Aunque puede que haya sido en el banquillo, justo antes de la final por el ascenso contra el Amorebieta. ¿O era el Utrillas? Lo que sí recuerdo bien es que ganamos 3-0. Aunque quizás empatáramos. Da igual. Yo metí los tres goles. A favor, lógicamente. Si hubiesen sido en contra y hubiésemos perdido la final por mi culpa, seguro que no me acordaría tan nítidamente de los detalles…

 

SUEÑOS DE UNA NOCHE DE VERANO, de Raquel Zaragoza.

«No vais a olvidar esta experiencia jamás», nos advirtieron los del grupo de citas a ciegas.

El encuentro se celebró durante una noche estival, en las ruinas de un poblado celta. Nosotros no éramos más que cuatro mozos engatusados por unas cuantas brujas casaderas que nos seducían con sus danzas alrededor de una hoguera.

Aún no sé qué carajo tendría aquella queimada; debieron echarle alguna pócima porque al segundo trago, desde la cima de la colina, ya escuchábamos ¡hasta cantos de sirenas!

Ay, pobre de mí, yo que no creía en las meigas… Y desde aquella inolvidable experiencia, ¡estoy casado con una de ellas!

 

UNA NOCHE SALVAJE, de Marcelo Celave.

No vais a olvidar esta noche jamás, dije proféticamente. Con mi amigo, llevamos a dos chicas danesas a conocer Barcelona. Bebimos sin medida y salimos rápidamente en nuestro coche. Atropellamos a un anciano, huimos aterrados y perdimos el control, estrellándonos contra un escaparate de electrónica. Estupefacto vi cómo nuestras amigas robaban dos ordenadores y corrimos en dirección al hotel donde terminamos la noche haciendo el amor mientras las luces estroboscópicas de los patrulleros iluminaban la habitación. Las chicas se declararon víctimas inocentes de nuestra borrachera. Hoy llevo 15 años encarcelado y no olvidé jamás aquella noche. Ellas tampoco porque cada diciembre recibo una tarjeta navideña desde Copenhague.

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