Con la frase «¡Atención!», inicio de la novela El plan maestro, de Javier Sierra, deben comenzar los relatos de esta 16ª quincena de la 4ª temporada del concurso de relatos de Ali i Truc en Onda Cero.
Hemos recibido 21 relatos que presentamos ordenados alfabéticamente a partir del 1º recibido. Hasta el domingo 13 de abril a las 14:00 pueden ser votados enviando las puntuaciones al correo david@aliitruc.es, eligiendo los tres relatos favoritos. De estas votaciones saldrá la terna finalista de la quincena, que conoceremos el lunes 14 de abril en Onda Cero Elche - Comarcas del Vinalopó.
ACTUALIZACIÓN: Una vez conocido el resultado, desvelamos autoría y podio.
En tercera posición
NEFELIBATA, de Cumulonimbus
¡Atención! ¡Atención! ¡Atención!
¿Aquí también? La palabrita que me ha perseguido toda la vida. Desde el colegio, en mi propia familia; la preferida del lacónico profesor de yoga y de todos los jefes que he tenido, y ahora esta azafata de voz chillona. ¿No se da cuenta del espectáculo de nubes algodonosas que se ve por la escotilla? Todo un universo de construcciones magníficas, animales fantásticos y rostros reconocibles. No hay manera de disfrutar de esta belleza en medio del griterío de pasajeros que corren hacia la puerta de emergencia.
En segunda posición:
ÚLTIMA LLAMADA, de Javier Viraje.
¡Atención! ¡atención! se ruega a todos los pasajeros con destino a la eternidad, se personen en la puerta de embarque número ∞.
Y ganador:
DISCRECIÓN, de Oscar Broullón.
¡Atención! Un gato aprendió a hablar y no se calló desde entonces.
Critica la decoración, opina sobre novelas, corrige la ortografía del diario, exige atún de marca y que le cambien la arena cada seis horas.
—Esto es insoportable —se quejó Clara, su dueña.
—¡Insoportable tú! —respondió el gato—. ¿Mira que peinado llevas?
Agobiada, fue al psiquiatra con el gato.
—Este gato no me deja vivir. —denunció.
—Señora —dijo el doctor—, este gato está mudo.
Clara se volvió a casa en silencio.
Y el gato, cruzando las patas, murmuró: —Así me gusta. Discreción, ante todo.
El resto de relatos, ordenados alfabéticamente a partir del primero recibido son:
UN OMBLIGO PRECIOSO, de Felipe Tenenbaum.
—¡Atención, emperador! He confeccionado este traje con telas exquisitas, tan bellas como mágicas. Fíjese, su majestad que poseen una cualidad única: solo son visibles por personas honestas.
Al callar noté el indudable gesto de furia de todo hombre inteligente al que se acaba de tratar de idiota. Un escalofrío gélido recorrió mi cuello de izquierda a derecha y supe que sus siguientes palabras serían lapidarias.
—Sastre —señaló a una bella jovencita de porte esbelto—, ¿podrías confeccionar un vestido como el mío para la hija del duque?
—Sí. Estem… majestad —susurré— ¿desea comprobar si el duque es honesto?
—Algo así...
ACTUALIZACIÓN, de Francisco Eugenio Crespo Sánchez.
—¡Atención! Se disponen a subir a unos dromedarios asistidos por inteligencia artificial. No hay cinturón de seguridad, no les den de comer, no los acaricien, no les den patadas ni collejas. Llegarán a su destino en una hora. No necesitan guía, puesto que estos dromedarios de Merzouga tienen instalado el programa Dunefree 3.0.
Una vez subidos a los dromedarios, estos se dispusieron a avanzar por las dunas del desierto. Después de media hora, uno de los nueve dromedarios se despeñó por una duna enorme, junto con su turista, falleciendo ambos.
La investigación descubrió que ese dromedario no estaba actualizado.
AVISO AL PÚBLICO, de Américo Fojo.
«¡¡ATENCIÓN!! ¿Cree que puede haber sufrido un DELITO DE DISCRIMINACION RACIAL o de ODIO? ¡¡DENÚNCIELO!!... Nosotros le ayudamos y le protegemos… ¡¡DENUNCIE!!»
«Lugares de atención:
EL PLANETA DE LOS…, de Raquel Zaragoza.
«¡Atención! Acudan, en orden, al lugar de encuentro» ─gritó una voz metálica por megafonía.
La guerra había terminado. Por primera vez, desde hacía demasiado tiempo, en medio del caos y la destrucción, nuestro planeta estaba a salvo; en un mundo donde todos éramos iguales. Un lugar sin banderas ni fronteras. Sin diferencias entre razas ni religiones…
Desde que vivimos en paz, tan sólo surcan el cielo los drones dirigidos por la IA. La Tierra se ha convertido en «EL PLANETA DE LOS ANDROIDES»; y nosotros, ahora, sólo somos sus esclavos.
ESTÁS PERDIENDO EL TIEMPO…, de Paquita Márquez.
¡Atención! ¡Detente! Párate a pensar y no hagas tanto caso a tu corazón. No dejes que esas hormigas recorran y enciendan tu cuerpo cuando te acaricia; no alimentes a esas mariposas que revolotean en tu estómago con sólo oír tu nombre en sus labios; enjaula bien a los pájaros alborotadores que viven en tu cabeza y que provocan la estampida de esas reses bravas que atropellan tu corazón cuando te besa y te estrecha entre sus brazos… Date cuenta que sólo es un novio virtual, y que la I.A. va a su bola, no se casa con nadie…
FALLO DE MOTORES EN PLENO VUELO, de María Bastida Nova.
«Atención señores pasajeros, les habla el comandante de la aeronave. Sigan las instrucciones de los auxiliares de vuelo y mantengan la calma».
A continuación, los miembros de la tripulación, portando cada uno su contenedor de arnés, desbloquearon la puerta de embarque y, ante los gritos aterradores de los viajeros, se dejaron caer abandonando el avión. Los informativos abrieron con el terrible suceso. El impacto fue tan devastador que se hizo imposible recuperar todos los cuerpos.
En otro país y con una nueva identidad, los miembros de la tripulación seguían con sus vidas sin que nadie los relacionara con la tragedia.
FELICIDAD, de Oscar Broullón.
¡Atención! ¡Se ha descubierto el secreto de la felicidad!
Científicos lo anunciaron con júbilo: “Consiste en dejar de compararse con los demás”.
Internet explotó. Los influencers lloraron. Las redes sociales se colapsaron: ¿Quién sería ahora más feliz que quién?
El algoritmo, confundido, mostró solo fotos de gente mirando nubes y comiendo mandarinas. Los “likes” cayeron. Los gurús del coaching desaparecieron.
Y cuando todo parecía perdido, un influencer iluminado publicó: “Dejar de compararse entre tus pares, es la nueva tendencia”.
Y el mundo, aliviado, volvió a la normalidad.
FELICIDAD, de Francisco Eugenio Crespo Sánchez.
—¡Atención! ¡Cuidado con lo que dices, Carmela! La felicidad no existe. Simplemente se trata de un estado de bienestar, en él se posee una casa, una pareja que nos quiere, un trabajo, y salud.
—Me ratifico: ¡No soy feliz! Vivimos como okupas en un edificio derruido, porque te gastaste todo nuestro dinero en el juego; no tengo trabajo; no me quieres, puesto que me pusiste los cuernos con mi primo; y además no tengo buena salud, puesto que me pegaste la gonorrea, ¡desgraciado!
—Pero nos queda el amor …
—…de verte morir sufriendo lentamente…
Jorge empezó a tener movimientos espasmódicos…
IN, de Paquita Márquez.
¡Atención! ¡Prestadme mucha atención! Estoy seguro de que tenéis la suerte de poseerme, así que cuidadme bien, porque dentro de poco seré uno de vuestros bienes más preciados. Llevo muchísimos años entre vosotros y, aunque hasta ahora me habéis tratado con una inconsciente desconsideración, sin darme el valor que merezco, utilizándome a veces inapropiadamente, sin miramiento alguno y dándome aspectos poco dignos, incluso ridículos, yo sigo sintiéndome joven, cómodo, innovador e imprescindible. ¿Que quién soy? ¿No me habéis reconocido? Me llamo Levi´s
LA CHICA DE LA CURVA, de Mariam Vicente
—¡Atención!
Cuando oí la voz del policía me detuve asustada, paralizada por haber sido sorprendida cometiendo una falta. No suelo conducir temerariamente, ni me gusta derrapar o coger las curvas a toda velocidad, y mucho menos habiendo agentes vigilando, pero lo hice, las prisas y las ganas por reencontrarme con Rodrigo pudieron más que la prudencia.
—¡Oiga! —repitió el guardia, y yo aguanté la respiración.
Sin embargo, no se dirigía a mí. Lo supe cuando pasó a mi lado sin verme.
—¡Está muerta! —replicó compungido un hombre, arrodillado al lado de lo que fue mi coche palpando mi cuerpo sin vida.
LA FERIA DEL LIBRO, de Silvia Espina.
¡Atención! La escritora Ágata Delay firmará su nueva publicación.
—¡Que emoción! Leí todos sus libros. Me encantó ese del detective francés célebre… se llama Hércules, creo…
— Usted se refiere al belga Hércules Poirot. No es un personaje mío, ojalá. Es de Ágata Christie.
— Bueno, me impresionó ese del prisionero amenazado por un péndulo filoso que oscila…
— No, eso tampoco es mío. Es de Poe.
—¿Y el Nombre de la Rosa, tampoco es suyo?
— Lamentablemente no.
—¿Ah, sí? Igual quisiera tener su autógrafo. Perdone, me llama mi hija… «Menchu querida, ¿No imaginas con quién estoy hablando? ¡¡Con Ágata Ruiz de la Prada!!»
LECTURA RÁPIDA Y FURIOSA, de Felipe Tenenbaum.
¡Atención! Extreme las precauciones al leer este microrrelato. Peligro de deslizamiento a partir de la palabra 50. Se recomienda no exceder los 25 km, por hora en la lectura, aumentar el interlineado de seguridad a doble espacio, activar el alumbrado de cruce de la mesilla de noche, evitar movimientos bruscos al pasar las hojas y…
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¡Crash! No digáis que no os lo advertí.
OTRO PLAN, de Margarita González.
“!Atención!“ —Tronaron los altavoces—. “El espectáculo va a comenzar. Se van a cerrar las puertas. No olviden apagar sus móviles. Están prohibidas las grabaciones”.
Tres amigas buscaban sus butacas con las entradas en la mano.
¿Qué fila tenemos? No veo nada. ¿Estaban en platea? ——Dijo la primera.
¿Y qué butaca? Bueno, primero la fila. ——Habló la segunda.
¡Salgamos a buscar una azafata o a alguien que nos guíe! ——Exclamó la tercera
En la puerta del teatro encontraron un acomodador.
Tarde.
La celebración del 90 cumpleaños se hizo en una taberna.
REARMAMENTO, de Francisco Eugenio Crespo Sánchez.
—¡Atención! ¡Firmes, soldados! Vamos a comenzar con la instrucción básica.
Casimiro le dijo al de al lado:
—Aun no salgo de mi asombro con esto del rearmamento del ejército. ¿Tú conoces las razones?
—Pues claro pringao, me las explicó mi padre antes de venir: Este es el mejor sitio para venir si eres joven y no tienes trabajo, ni tampoco quieres estudiar. Así se matan varios pájaros de un tiro. Disminuye el paro juvenil. Nos enviarán a hacer tareas necesarias por todo el país con la UME. Aprovechamos el tiempo, nos formamos, y ganamos un sueldo. ¿Qué más se puede pedir?
SE ACABÓ, de Zátopek
¡Atención! Debía ser cuidadoso. Había vuelto a saltarse la medicación y podían descubrirlo. La pauta estaba prescrita con absoluta precisión y demasiados ojos estaban pendientes de él. Su decisión estaba tomada y tendría consecuencias.
Tenía muy claro cómo llegar a su final. Demasiados años de esfuerzo y sufrimiento y faltaban menos de tres meses para el gran día.
Solo debía resistir un poquito más para que su cuerpo quedara limpio de fármacos y disputar su carrera en la final olímpica, alejándose para siempre del equipo médico que decía ser responsable de todos sus éxitos.
SENTIDO COMÚN, de Oscar Broullón.
¡Atención! El gobierno ha decidido implementar la cordialidad y el sentido común como política obligatoria.
Los ministros entraron en pánico. Las reuniones se suspendieron. Los asesores buscaron en Google la definición de las palabras.
—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó un senador.
—¡Renunciar! —gritó un diputado, horrorizado.
Se convocó a una reunión urgente para discutir el asunto.
Tras seis horas de debate, se resolvió lo inevitable: “Queda derogada la medida por irrealizable”.
Todos brindaron tranquilos.
—Por un país sin sorpresas —dijo el presidente.
Desde entonces, la cordialidad y el sentido común pasaron a ser delito.
SIN SOLUCIÓN, de Paquita Márquez.
¡Atención! No creas todo lo que te cuentan. Te van a dejar un rostro amable, sí, joven y atractivo. Te quitarán las patas de gallo, alisarán ese entrecejo arrugado por las preocupaciones, eliminarán esas lívidas bolsas llenas de insomnio, resaltarán pómulos y endulzarán la amargura de ese rictus… Pero la angustia y el sufrimiento que modularon tu rostro, seguirán ahí, aprisionados detrás de esos arreglos, y no te quepa duda que buscarán el camino de regreso y volverán a salir, porque, por más que quieras disimularlo, se nota a la legua que sigues siendo un alma en pena…
SURREALISMO COMUNITARIO, de Felipe Tenenbaum.
¡Atención, vecinos! A Claudia se le volvió a escurrir el elefante por el desagüe del fregadero mientras lo bañaba. Se pide a la comunidad que no pongan lavadoras, laven platos o derramen lágrimas por las cañerías hasta que llegue el desatascador de paquidermos. Si oís una especie de berrido melancólico sonando como un clingclong en el corazón de la red de tuberías, no os preocupéis: seguramente sea la mascota de Claudia llamando a su dueña.
PD: El Volkswagen Beetle de Paco sigue aparcado un milímetro fuera de su zona en el garaje. Me parece surrealista que aún no lo haya movido.