Un lapidario es un tratado acerca de las propiedades mágicas de las piedras en relación con la astrología. Sus orígenes se encuentran en un texto de Aristóteles, presuntamente apócrifo, que data del siglo IV.
A diferencia de los lapidarios arábigos, donde primaba la componente mineralógica, destacando las propiedades físicas del material tales como peso, dureza, variedad, localización, etc (a destacar el tratado de Muhammad Ibn Mansur escrito en el siglo XII y dedicado al sultán abbasí de Persia); el lapidario de Alfonso X el Sabio es un compendio de tratados griegos, helenísticos y árabes que tienen también un carácter talismánico, ya que las piedras obtienen influencia de la luz de los astros, y debido a esto la piedra obtiene influencia sobre los hombres.
Aunque se atribuye al mismo Alfonso X el Sabio, se cree que las partes de este lapidario fueron recopiladas y traducidas por Yehuda ben Moshe ha-Kohen (médico real de Alfonso X y destacado astrónomo además de traductor de la Escuela de Traductores de Toledo). A este tratado se le considera como el primer manuscrito científico escrito en una lengua romance (lengua castellana) alrededor de 1250.
El Lapidario contiene en realidad cuatro libros distintos, de los cuales el primero se encuentra atribuido a Abolays:
En el Lapidario figuran las reseñas de 360 piedras, tantas como grados del círculo zodiacal, y sus cualidades y utilizaciones farmacológicas; y en el manuscrito reproducido en este facsímil (Ms. h.I.15 de la Biblioteca de El Escorial) se representan unas cincuenta miniaturas de animales del zodíaco en un total de 638 ilustraciones e iniciales policromadas, con gran variedad de letras capitales historiadas.
