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14 OCT

RELATOS II QUINCENA DEL CONCURSO ALI I TRUC

Estos son los 13 relatos que participan en la 2ª semana de nuestro concurso de micro.

A continuación, en orden alfabético a partir del primer relato que nos llegó, os ofrecemos los microcuentos que participan en la primera quincena de nuestro concurso. Os recordamos que eran relatos que debían comenzar con la primera frase del libro recomendado hace dos semanas en la sección que tenemos en Onda Cero Elche, que fue Los besos de Manuel Vilas.

De aquí hasta el domingo 17 de octubre a las 14:00 podéis votar vuestros tres relatos favoritos con 3, 2 y 1 puntos y enviar esa puntuación a la dirección de correo david@aliitruc.es.

 

ACTUALIZACIÓN: A continuación ponemos en primer lugar los tres relatos con mayor puntuación.

3ª POSICIÓN:

PLANIFICANDO EL FUTURO, de Paquita Márquez (9 puntos + 1 de lectores)

Tengo que marcharme de Madrid; pasado septiembre, las inauguraciones escasean. Hay días que ni cato bocado. Además, la ciudad está llena de vigilancia y no hay quien se acomode en portales o cajeros. Me iré hacia abajo, a La Mancha. La vendimia se acaba y tocan bodas y bautizos. Fácil colarse y comida y bebida abundantes. Además, en otoño hay más muertos. Los velatorios de pueblo son los mejores, toda la noche de velorio; bandejas de comida, buen vino y buen orujo. Y los sillones, cómodos.

Hay que estar al loro por si la llorosa te pregunta: ¿Usted… de qué lo conocía?

Entonces, debes improvisar.

 

2ª POSICIÓN

ADIÓS, de Mariam Vicente (9 puntos + 5 de lectores)

Tengo que marcharme de Madrid, alejarme de tus brazos de algodón, de tus ojos de fuego. Tengo que marcharme, aunque no quiera, precisamente porque te quiero.

Me voy, acompañando a las sombras de la noche, pero me dejo el alma enredada en tus besos. No quiero que llores, por eso me voy en silencio. Siempre nos quedará Madrid, podremos tener allí citas en sueños, tú tan solo piénsame, y en las noches de luna mi nombre acariciará tu pelo.

De Madrid aquí se llega viviendo, pero no tengas prisa, mi amor, porque te juro que, para siempre, te esperaré en el cielo.

 

1ª POSICIÓN

MADRID PLANETA 825, de Nauel Fojo (10 puntos)

Tengo que marcharme de Madrid. Soy uno de los últimos reacios en abandonarlo; el colapso es inevitable, pero nos engañaron; la vida no es igual que allí. En un arrebato asfixié al guardia, me puse su traje y he logrado colarme en la nave que regresa a la Tierra.

 

 

RESTO DE RELATOS

AHORA SI, de Américo Fojo.

Tengo que marcharme de Madrid ya está decidido sin ninguna duda hoy mismo a primera hora de la tarde preparo la maleta y voy a Atocha para tomar el primer tren que salga no importa el destino esta ciudad me agota me deja sin fuerzas para nada me absorbe en su tejido urbano no soy yo pero ahora si mi decisión es firme.

Aunque pensándolo bien esta tarde mejor me bajo a la Latina al bar de Mocho y lo de Atocha lo dejo para mañana.


 

LA PLAYA, de Ana Montesinos.

Tengo que marcharme de Madrid, la ciudad empieza a asfixiarme, las calles han perdido el color ilusionante que desprendían cuando llegué cogida de tu mano, El Retiro es el único lugar que mi estado de ánimo permite aguantar, y ya no es suficiente para mantener una vida que ya no quiero vivir.

El ático de la calle Salamanca se ha convertido en una cárcel con cadena perpetua, lo venderé y volveré a la playa al pequeño apartamento de antaño, recuperaré a los amigos que dejé atrás por ti.

Porque tú eras Madrid y sin ti he de volver a ser yo.


 

 LA ÚNICA RAZÓN, de Andrés Celave.

Tengo que marcharme de Madrid. Es curioso que no sea por los cuarenta grados que marcan los termómetros en verano, los mil euros que marca mi casero cada mes, el óxido de nitrógeno que marcan los medidores en las glorietas o las bolsas de basura que marcan mi portal cada noche. Tampoco es por la pretendida libertad que marcan las condesas en los mercadillos electorales, ni por los parques temáticos del centro marcados por voraces consumidores. Si hoy dejo Madrid, es por el ritmo vital que marca mi pulso ante la mirada de alguien que vive fuera de sus muros.



MANIOBRAS, de Paquita Márquez.

Tengo que marcharme de Madrid. Desde que rechacé y planté cara al cabrón del jefe, me la tiene jurada.

Ahora se venga llamándome a capítulo a cada momento. Y no se atreve a hacerlo él, el muy cobarde; manda a Javier, que al pobre se le traba la lengua cuando me mira, y en lugar de regañarme, parece que balbucea disculpas… con esos ojazos acariciadores… y ese cuerpazo… y esa boca jugosa… Y yo, a dar motivos para otra «reprimenda»...

Decidido: hoy mando al jefe a tomar por culo, termino con el balbuceo de Javier y los dos nos vamos de Madrid. ¡Hala, de aventura!


 

MEDIUM, de Fernando Núñez.

Tengo que marcharme de Madrid,

tan solo dijo eso y lo repitió como un mantra:

frente a la cama donde arrojó la ropa,

al sacudir los cajones,

cuando tiró los cuadros

mientras se vestía

llorando en el balcón junto a las plantas.

(Qué lástima, las plantas, no podré cuidarlas)

Cada vez lo decía más fuerte:

no me contestó,

ni me miró a los ojos,

no me dio un abrazo,

no me dio un último beso.


 

Cuando entró dejó la puerta abierta,

tampoco la cerró al salir.


 

Por mi parte, nunca podré marcharme,

eso era posible sólo en vida.


 

MI GRAN MENTIRA, de Francisca Marhuenda.

Tengo que marcharme de Madrid. Siempre supe que era adoptada. Mi madre adoptiva me contó que mi madre biológica murió al nacer yo, y lo creí. Creces, sale a la luz un asunto de niños robados y tú atas cabos. Yo tengo la certeza de ser una de esos cientos o miles de niños robados. Robados por unas monjas al amparo de unos médicos que se creen dioses, capaces de decidir si unos padres son o no idóneos para cuidar a sus hijos, porque ya tienen «demasiados hijos» Me voy de la mentira y no sé si tendré valor para buscar la verdad.


 

PATRULLAS NOCTURNAS, de Martina Arreaza.

Tengo que marcharme de Madrid, no soporto patrullar por vías beligerantes llenas de podredumbre humana.

Profesionalmente, esta ciudad me encumbró de honor y gloria; pero aquel fatídico día me lo quitó todo.

Teníamos una importante misión , avanzamos sigilosamente en la penumbra de la noche hacia nuestro objetivo; alguien sacó un arma dirigida a mi compañero. Yo fui más rápida, fue un disparo certero. Cuándo llegué a sus pies para ver si sobrevivía… la derrotada fui yo.

Desde entonces vago errante noche tras noche.


PLANTANDO CARA, de Paquita Márquez.

Tengo que marcharme de Madrid, aquí me has ido ganando terreno día a día y no puedo permitirlo. Buscaré nuevos escenarios para poder plantarte cara. Estoy dispuesto más que nunca a presentar batalla y acabar con ese afán tuyo de superarme, de derrotarme, de destruirme; y no pienses que estoy vencido, que ya has ganado: voy a hacer frente a tus ansias de exterminio y trataré de salir victorioso en esta batalla. Lo voy a intentar con todas mis fuerzas y con todos los recursos a mi alcance. Porque tenlo claro: ¡jamás podrás sobrevivir! Aún en la victoria, hallarás la muerte, puto cáncer.


 

TENGO UN SUEÑO, de Raquel Zaragoza.

«Tengo que marcharme de Madrid, ya es hora de regresar a mi pueblo», eso dicen muchos de los que me abandonaron. Y aunque no son más que palabras; yo sigo soñando…

Sueño con que vuelvan a sus casas y trabajen los campos. Sueño con el bullicio de los niños jugando. Sueño con una iglesia llena cuando repique el campanario.

¡Sueño…!, sueño porque me siento vacío. Vacío, cuando apenas quedan unos cuantos. Vecinos nostálgicos que ocupan su sitio en la «calle de mirar pasear la gente», donde pasan el tiempo esperando a que alguien vuelva de Madrid.


 

A LA HORA SEÑALADA, de Marcelo Celave.

¡¡¡Tengo que marcharme de Madrid, tengo que marcharme de Madrid!!! Me han dicho que la han visto, por Legazpi, Chueca, Chamberí… Y sé muy bien que me busca, esa vieja lenta, hierática, fría. ¡Me quiere, lo sé! ¿No te das cuenta? Si me voy a Galicia… ¡en Fixón no me encontrará! Pero si allí todos viven más de 100 años. Es entrar en esas montañas y perderse la muy imbécil.

¡Déjate de paparruchadas, Antonio! Que soy yo… y en Fixón no me pierdo. Solo que sigo órdenes. Ponte un traje, anda. Y no tengas miedo, que ni te vas a enterar.

¿Puedo despedirme siquiera?

¡NO!



FUERA DE CONCURSO

PORTAL, de David Reche.

Tengo que marcharme de Madrid exactamente a las nueve, según el mensaje encriptado recibido esta noche. El portal se abrirá en el largo túnel de la estación de metro de Diego de León bajo Bravo Murilo. Es curioso que el mando de la Flota Estelar use estas infraestructuras primitivas para bajarnos a los planetas en estudio. El caso es que el músico callejero que siempre hay allí se va a dar el susto de su vida cuando se abra la puerta y yo desaparezca, aunque qué más da... Para el tiempo que les queda...

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