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24 DIC

RELATOS VI QUINCENA DEL CONCURSO ALI I TRUC

Estos son los 16 relatos que participan en la 6ª quincena de nuestro concurso de micro, que han de comenzar con la frase «Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones».

A continuación, en orden alfabético a partir del primer relato que nos llegó, os ofrecemos los microcuentos que participan en la quinta quincena de nuestro concurso. Os recordamos que eran relatos que debían comenzar con la primera frase del libro recomendado hace dos semanas en la sección que tenemos en Onda Cero Elche, que fue La curva del olvido de Pedro Zarraluki.

Podéis votar  hasta el domingo 26 de diciembre a las 00:00 enviando a la dirección de correo david@aliitruc.es vuestros tres relatos favoritos con 3, 2 y 1 puntos.

 

ACTUALIZACIÓN: Una vez conocido el resultado, dejamos al principio los relatoss finalistas.

 

En tercera posición:

UN CUPIDO, de Fina Martínez Lozoya.

Aquel verano mientras ellos se iban de vacaciones, yo decidí quedarme sola en casa a soñar despierta, arrinconando la rutina en un lugar desconocido para encontrarme a mi misma, haciendo un paseo por el bosque casi al final del día.

Cargada con mi arco y mis flechas cada domingo, aparcaba en una zona donde los árboles (mis centinelas favoritos) hacían sombra y me prestaban un lugar para colocar mi diana, en ella buscaba los puntos oscuros para disparar mis flechas, eran mis miedos y mis males, también disparé al vacío y contra el eco adverso. Me sentí como un cupido encontrando a ciegas mi corazón perdido.

 

El segundo puesto es para:

SILENCIO, de María Ángeles Vaíllo.

Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones. Cesó el bullicio, había

demasiado ruido, no podía soñar.

El silencio llamó a mi puerta y acurrucado junto a mí, me enseñó a descifrar

el sonido de la lluvia, el lenguaje de las flores, a escuchar las historias que

me cuenta el viento, a mirar la yerba crecida bailar un vals con la suave brisa…

El silencio me enseñó también a zurcir los sueños rotos, y a cuidar el jardín del

alma segando prejuicios.

No me asusta ni el silencio ni el ruido, quiero que sean cómplices de mis

proyectos.

¡Deseo que vuelvan para contarles que el silencio también habla!

 

Y ganadora:

DECORACIÓN LITERARIA, de Raquel Zaragoza.

Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones, en su casa las pocas novelas que adornaban la librería se revolucionaron. Los protagonistas de sus historias, hartos de sentirse ignorados, decidieron escaparse para vivir nuevas aventuras.

El primero en salir fue Sherlock Holmes, quien después de inspeccionar el lugar dio el visto bueno para que personajes como: Don Quijote, Oliver Twist, Alí Babá y El Lazarillo pudieran incorporarse al mundo real.

Días después, se denunció la presencia de una extraña banda de pícaros y soñadores que deambulaba por la ciudad…

Ninguno volvió a ocupar su lugar en aquellos libros. En la actualidad, todos ellos se encuentran bien posicionados.

 

 

EL BUEN LADRÓN, de Mariam Vicente.

Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones, entré en la casa sigilosamente por primera vez.

Puede que por eso muchos me llamen ladrón, pero solo iba a coger lo que me pertenece, lástima que no se me permita hacerlo a la vista de todos.

Paseé por las estancias, huérfanas de sus moradores, y fui recogiendo lo que buscaba, luego salí sin dejar huella.

Ellos nunca sabrían que había entrado, solo seguirían llorando mi ausencia. Pero yo no me fui aquel día, sigo aquí, y cuando ellos salen yo vuelvo, para recolectar olores, canciones, colores y sueños, aquello que más echo de menos desde que me declararon muerto.

 

EL HOGAR DE MIS AMIGOS, de Silvia Espina.

Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones, me armé de valor y entré en la casa.

Con cuidado, busqué en cada una de las habitaciones las abundantes botellas de licor que sabía estaban ocultas y las eliminé inmediatamente.

Después de no surtir efecto ningún ruego ni conversación, estaba convencido que esa inocente intervención era lo único que estaba en mis manos hacer para expresar el cariño que sentía por ellos.

Por supuesto que al regresar podrían abastecerse nuevamente de todo, pero tal vez, mi ingenua acción despertara en ellos un atisbo de razón y tomaran consciencia de lo importantes que eran para mí.

 

ÉXODO, de Américo Fojo.

Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones, el padre Ignacio decidió quedarse.

La partida fue un acontecimiento para la villa: bullicio de los jóvenes que pensaban en fiestas, saraos y amoríos de verano; señoras que preparaban su vestimenta para las reuniones en las playas doradas; hombres que planeaban sus escapadas a los arrabales donde se apostaba fuerte y las hembras no hacían preguntas.

Cuando el último coche dejó la plaza, el silencio invadió las calles mostrando un pueblo vacío: sólo quedaban algunos viejos y el párroco.

A los pocos días comenzaron a llegar las noticias: un tsunami había arrasado la costa y sólo existía el inmenso mar.

 

LAS VACACIONES DE MIS VECINOS, de Marcelo Celave.

Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones, parte de mí se iba también.

Yo me conformaba con imaginar desde mis 15 años, las aventuras de Ramón en vacaciones: su piel morena al sol, sus salidas del mar escurriéndose el pelo renegrido con el bañador adherido a sus muslos…

Así verano tras verano, ejercitando mi imaginación en el sopor de las siestas.

Por eso hoy, tras veinticinco veranos transcurridos, me gustaría tanto verte entre el público cuando reciba el ¡Premio Nacional de Literatura...!

Pero no. Estarás en Torrevieja, con tu jarra de cerveza, rascándote la barrigota, mirando chicas en la playa…

Bueno, ya cumpliste tu cometido. ¡Gracias igual!

 

PAPÁ, de Bibi Escudero.

Aquel verano mientras ellos se iban de vacaciones, yo me quedaba trabajando como siempre en el pueblo. Los miraba de reojo, mientras recogía la ropa del tendedero y ellos cargaban el coche para irse a la playa. Cada día los imaginaba disfrutando del agua del mar, de la arena, de los atardeceres…. ¿Cómo sería el mar?, ¿Sería de agua salada como me decía mi madre? Seguro que no tan salada como las lágrimas que caían por mi cara cada vez que veía a mi padre marcharse con su familia, mientras yo me quedaba trabajando en el pueblo.

 

PENSAMIENTOS PUEBLERINOS, de Marcelo Celave.

Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones, yo pensaba: ¿dónde será esta vez?

El año pasado fue Key Biscayne, el anteaño Biarritz, ¿cuándo fue Java?, ¿después de Osaka?

Y seguía pensando porqué mis padres me llevaban cada verano a casa de tía Jacinta en Jaén, mientras que los vecinos paseaban su humanidad por el planeta.

Pensando me di cuenta que el señor Tony, el vecino, se había casado con la viuda del levantador de apuestas (hombre millonario suicidado el día que encontró a su esposa en brazos del señor cura).

Y yo pienso:

¿Cómo te enamoraste Tony? Si eso ya no le pasa ni a un colegial…

 

PEREGRINAS, de Fina Martínez Lozoya.

Aquel verano mientras ellos se iban de vacaciones, decidí mirar en el altillo del armario abriendo la agenda y puse alas a mis deseos, me miré a los ojos frente al espejo dialogando con mi mejor amiga, ella sabía lo que le estaba diciendo y quise demostrarle al mundo que los sueños se consiguen y realizarlos es cuestión de calzarse y caminarlos.

Y emprendí el camino cargada con mi mochila y mi mascota al lado, desde entonces fuimos peregrinas en busca de emociones y desafíos, al frente; senderos, valles, ríos, sol, sombra, lluvia y caminos.

Y al frente la espectacular Catedral de Santiago y gritando:

LO HEMOS CONSEGUIDO.

 

REINCIDENTE, de Paquita Márquez.

Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones a las antípodas, lo planeó todo cuidadosamente. Era la quinta vez que la dejaban con aquel muermo de mujer que la trataba como si fuera idiota. Calculó la duración del viaje, el huso horario y un tiempo prudencial para que se instalaran. Decidida la fecha y la hora, vació el bote de pastillas en el retrete, dejó el bote vacío a la vista, volcó la botella de agua y se hizo la muerta cuando oyó entrar al muermo.

¡Vamos, vamos, doña Asunción! ¡Déjese de tonterías! Su nuera fue tajante: «Este año, aunque se muera de verdad, ¡ni nos llame!»


SONRISAS CÓMPLICES, de Ana Montesinos.

Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones decidí quedarme trabajando en la ciudad. Quería pasar dos semanas tranquilo, oficina por las mañanas y paseos por las tardes, leer, ir a nadar al río, tomar alguna caña con amigos.

Pero la llegada de Susan lo cambió todo.

Precipité mi permiso en el despacho y cogimos el primer vuelo, daba igual el destino, desde aquel momento, todo daba igual.

Pasamos quince días mágicos, sin descanso, llenos de risas, llenos de vida.

El día siguiente a nuestro aterrizaje murió acurrucada en mis brazos, sonreía como de niña, yo con ella, como cuando papá y mamá nos pillaban en alguna travesura.

 

SUEÑO Y REALIDAD, de Ana Medina.

Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones, yo imaginaba como serian esos días sola en aquel inmenso caserón.

Negros nubarrones instalados en el cielo predecían la lluvia que empezó a caer en el momento de la despedida. Entré en la casa y me refugié en mi cuarto. El ruido incesante del agua contra el cristal hizo que me acercara a la ventana, fue cuando vi aquel hombre envuelto en una larga gabardina caminando hacia la entrada principal. Aterrada me coloqué detrás de la puerta esperando la llegada del intruso. Desperté agazapada en el suelo; en mis manos sostenía fuertemente un palo de hockey.

 

ARREBATO, de Mari Bastida.

Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones, aproveche para hacer una fiesta.

Estaba harta de todos, por fin me dejaban en paz.

Tuve tiempo para idear un plan, qué sorpresa se iban a llevar.

Cambié de imagen, me compré una peluca y me dejé bigote, estaba dispuesta a dejarlos a todos en la calle.

Me haría pasar por un okupa.

Les diría que la antigua propietaria me había donado todas sus pertenencias.

Menuda cara se les iba a quedar.

Después de cuatro borracheras, el enfado se me pasó y me puse a llorar.

Cuando abrieron la puerta me abalancé sobre ellos.

¡¡Cuánto os he echado de menos!!

 

CAUSA Y EFECTO, de Paquita Márquez.

Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones y yo me quedaba por el cate de Ciencias en casa de los abuelos, te descubrí tras la ventana al otro lado de la patio; enredabas entre tus dedos un brillante mechón de pelo mientras mirabas absorta la pantalla. Levantaste de pronto la mirada y tus enormes ojos causaron efectos incontrolables en mi persona: el pulso se aceleró, la sangre empezó a bombear alocada poniendo en situación de alerta máxima mi sistema neurovegetativo y produciendo un efecto alarmante en mi entrepierna. Las consecuencias de las impresiones en la psiquis y el cuerpo humanos, y el principio de causalidad, quedaban demostrados.

 

COLORÍN COLORADO, de Paquita Márquez.

Aquel verano, mientras ellos se iban de vacaciones, algunos personajes de los cuentos infantiles fueron abandonando aquellas páginas que ya nadie leía. Como los chicos no les hacían caso, sus protagonistas se morían de aburrimiento y decidieron buscarse otros derroteros.

Los siete enanitos emigraron al País de las Maravillas y organizaron timbas con la Reina de Corazones; los cerditos y el lobo buscaron nuevas aventuras en el de Nunca Jamás, mientras que Cenicienta y La Bella Durmiente, hartas de sus reales suegras y de los exigentes caprichos de sus malcriados esposos, se empoderaron, organizaron revueltas y manifestaciones y consiguieron eliminar por fin aquellas anacrónicas monarquías de cuento infantil…

 

 

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