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03 MAR

RELATOS XI QUINCENA DEL CONCURSO ALI I TRUC

Estos son los 23 relatos de la quincena 11 del concurso de micro, que empiezan con la frase «Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña» de la novela 'La Bestia' de Carmen Mola.

A continuación, en orden alfabético a partir del primer relato que nos llegó, os ofrecemos los microcuentos que participan en la décima quincena de nuestro concurso. Os recordamos que eran relatos que debían comenzar con la primera frase del libro La Bestia de Carmen Mola.

Podéis votar  hasta el domingo 6 de marzo a las 20:00 enviando a la dirección de correo david@aliitruc.es vuestros tres relatos favoritos con 3, 2 y 1 puntos.

 

ACTUALIZACIÓN: Una vez conocido el resultado tras la votación de autoras y la elección del jurado compuesto por Carmen Mola, desvelamos el podio y la autoría de cada relato.

 

FINALISTAS:

NOVATO, de Américo Fojo.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña, empujándola y enredando su hocico con los rubios cabellos empapados.

El conductor del jeep blindado, un soldadito recién llegado al frente, frena violentamente mirando espantado el macabro espectáculo, pero la voz cortante del sargento le ordena que acelere.

El novato no obedece y, cada vez más nervioso y angustiado, comienza a gritar.

Los veteranos intentan calmarlo, pero el chaval, temblando de ira, vuelve a desobedecer; abre la puerta del blindado y corre para recuperar la cabeza…

…el sonido del disparo lejano espanta los pájaros del matorral vecino y la sangre del novato moja la cabeza de la muñeca rubia.

 

UTOPÍA, de Raquel Zaragoza.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña que brota en el huerto de las féminas.

Desde el mismo día de la siembra, su madre la cuida con esmero para que crezca sana; a diario, la mantiene a salvo del acoso de pulgones y malas hierbas. Toby es al único que le permite jugar con ella.

En la asamblea semanal del pueblo, cada vez son más las mujeres que votan a favor de la «agro-gestación». Encuentran tantas las ventajas en el método, que han decidido arrancar todos los hombres que crecen en el bancal. ¡Ya no los necesitan!

«¡Los hombres chupan mucho y dejan la tierra seca!»

 

GANADOR:

ARMAGEDÓN, de Paquita Márquez.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña. La mujer, con el bebé en sus brazos, lo ve a través de las rendijas del refugio. Está aterrorizada. Ya solo se oye el ruido de huesos al quebrarse bajo las sacudidas del perro. Un ser harapiento, cubierto de barro, trata de arrebatársela. El perro suelta su presa y amenaza al intruso con furia; el bebé empieza a llorar, el perro agarra su presa y escapa, mientras el intruso, con ojos febriles, se gira buscando el sonido. La mujer aprieta al bebé contra su pecho. Es suyo. No consentirá que se lo arrebaten. Es el último alimento que le queda.

 

Resto de obras:

EL PIE QUE HIZO SU CAMINO de Raquel Domínguez.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña. También juega con un pie que encuentra más adelante, después se tumba, lo coge con las patas y empieza a mordisquear los dedos. Alguien lo ve desde la distancia, en un segundo se da cuenta e intenta ahuyentarlo a pedradas, pero huye con el manjar entre sus fauces. Sale corriendo detrás de él atravesando el lodazal, el aguacero persiste, tropieza con el cuerpo maniatado de una mujer que la intensa lluvia ha descubierto. Al caer, su cabeza se golpea con una piedra. Un corrimiento de tierra sepulta la escena, pero hay un pie que se ha escapado de ser enterrado...

 

FLACO, de Fina Martínez Lozoya

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña.

Ante la tétrica imagen, un anciano que paseaba acudió presuroso y respiró al comprobar que se trataba de una muñeca. El perro asustado trató de esconderse, el hombre con pena se acercó al ver al animal en tan malas condiciones y le habló como si persona fuera:

—¡Hola perrito, cómo estás así de malnutrido! ¿Te perdiste o tu dueño te abandonó?

Al tranquilizarlo le acercó un bocadillo que llevaba y el animal se lo comió.

Entre el hombre y el perro surgió una conexión especial:

—Te llamaré Flaco y serás mi compañero, te cuidaré como mereces y nos haremos compañía.

 

HAMBRUNA, de Paquita Márquez.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña. La persona que ve la escena a través de la cámara, cree soñar. ¡Es imposible que eso esté ocurriendo! Él quería ir al futuro, pero la máquina del tiempo se estropeó al iniciar el proceso y parece que ha retrocedido a unos lejanos años de pandemia. Contempla en el reloj la fecha que marca y un escalofrío recorre su cuerpo. Lee: «3 de marzo de 2025, tercer año después del holocausto». El perro ha soltado su presa y lo mira fijamente con ojos hambrientos y gesto feroz a través del cristal de su cápsula averiada…

 

HUMANOS Y ANIMALES¸ de Martina Arreaza

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña.

Aquel cuerpecito inocente y recién nacido fue depositado en aquel lugar inhóspito en medio de una tormenta física y mental de una madre desesperada.

Tras horas de angustia, llegó el arrepentimiento y, volviendo al lugar de los hechos; horrorizada vio a lo lejos aquel perro zarandeando a su pequeña. Enloquecida, corrió hacia ellos; y cuál fue su sorpresa cuando en realidad lo que hacía el animal era tratar de reanimar a aquella niña desamparada.

Cuando la tuvo en sus brazos pensó: los animales a veces nos dan grandes lecciones a los humanos.

 

«LA RED», de Raquel Zaragoza.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña que, ajena a los peligros de «La Red», tras meterse en el barro hasta el cuello, se deja lavar el cerebro con los persuasivos lametazos de un perro viejo que nunca da la cara.

«La Nena» sentada delante de un ordenador, rellena el formulario de una red social y teclea: «Mi nombre es Beatriz. Tengo doce años. Mis padres no me entienden. No tengo amigas y me siento sola.»

Cinco minutos después, «La Bestia» ya ha husmeado el rastro de su presa y contesta: «Hola, soy Carmen. Confía en mí, ya no necesitarás a nadie. Yo te haré compañía…»

 

LOMO MALDITO, de América Martín.

«Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña…» y mi voz entre líneas lee: «despertar a quien eres, requiere dejar ir a quien imaginas ser…» Corro.

Al llegar a la biblioteca, la lluvia entumece mi cuerpo. Los libros viejos como tumbas aguardan mis manos sangrientas, con el hilo aún enhebrado, que no descansaran hasta arrebatarles el daño que llevan sus lomos siniestros.

Una lámpara tenue penetra en su interior, surgiendo las palabras de Séneca a Nerón: «tu poder radica en mi miedo; ya no tengo miedo, tú ya no tienes poder…» Entra la aguja, remata el hilo y se cierra el nudo. ¡He terminado con el maldito libro!

 

MARÍ, de América Martín.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña, Marí, esa patética muñeca que Juan tanto odia…

Los enemigos como el miedo y el apego carecen de miembros, y no tienen coraje ni habilidad, entonces, ¿cómo han conseguido convertirlo en su esclavo? Juan se lo pregunta una y otra vez mirando la escena dantesca con Marí, anticipándose a su dolor.

Los pasos acelerados de Miguel, su hijo, ahogan el llanto histérico gritando ¡maldito! ¡maldito! Ante el destrozo de su querida muñeca.

—¡A VER SI CON ÉSTO DEJAS YA LA MARICONERÍA!

Juan, derrotado, se da la vuelta dejando atrás lo único que le queda de sí, su soledad…

 

PESADILLA, de Marieta Nicolás García.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña recostada sobre la paja que cubre el fango. Ella duerme plácidamente mientras, el galgo disfruta desenredando sus bucles, porque sabe que para conseguir saciar su apetencia solamente debe juguetear con la cabellera de la criatura.

Pero, de repente... un gato gigante y hambriento, envuelto en una nube de arena; se abalanzó sobre su lomo para participar del dichoso banquete. El canino asustado, no queriendo compartir el ansiado premio, embistió contra el felino y en un cruce de miradas, decidieron zamparse la criatura.

Con sus afilados dientes y decididas garras sobre ella, consiguieron que la infante despertara de su tormentosa pesadilla.

 

REGRESO AL HOGAR, de Mari Bastida

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña que lo abraza y acaricia entre lágrimas de felicidad.

¡¡Linda!! ¿Eres tú? ¡¡Has vuelto!!

Le regalaron el cachorrito cuando era bebé y crecieron juntas entre juegos y travesuras como uno más de la familia.

Unas vacaciones, la dejaron con unos conocidos en otra ciudad.

Creyéndose abandonada, Linda lloró desconsoladamente.

Al volver fueron a recogerla, pero ya no estaba allí, se había escapado el mismo día que la llevaron.

La noticia sumió a la pequeña en una profunda tristeza, hasta aquel día lluvioso que apareció en el jardín.

Contra viento y marea, Linda logró regresar a su hogar.

 

REPORTERA, de Silvia Espina.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña; tratando de asimilar el impacto de la horrible imagen, saco mi Nikon y comienzo a sacarle fotos; ya buscaría la noticia.

De improviso me rodean amenazantes varios hombres, uno de ellos, a punta de navaja me exige la cámara mientras los otros revisan mis documentos.

«¡Pero si había sido periodista! ¿y qué busca por aquí, donde nunca pasa nada y nos ocupamos de nuestros propios asuntos?»

Aterrada, temblando y calada hasta los huesos, les suplico que me dejen marchar.

«Si, si, vaya tranquila mujer y no escriba nada sobre nosotros…no querrá que la próxima cabeza sea la suya.»

 

RODARÁN CABEZAS, de América Martín.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña judía…

—¡Corten! ¿de dónde salió ese chucho? ¡Quiero un pastor alemán! ¡QUIERO REALISMO!

El chucho sale corriendo con la cabeza del maniquí en el hocico.

—¡El pastor alemán se perdió! ¿Tal vez el maniquí anterior que lo asustó?

Ofuscada sale quejándose la escenógrafa para buscarlo.

—¡Joder! ¡Ese era el de Hitler! ¿Qué le pasa a ese perro? Hay que terminar la escena ¡Atrapen al chucho o rodarán cabezas!

Aparece airoso el pastor alemán y todos se paralizan enmudecidos, al ver el bigote de Hitler pegado en su hocico y la cabeza de la niña colgando.

 

SUEÑOS EXTRAÑOS, de Concha Vacas.

Bajo el aguacero, que ha trasformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña, mi abuelo me reñía diciéndome que era pulgoso, que lo dejara en paz, no le hice caso, se revolvió y me mordió, el dolor era tan fuerte que lloraba, queriéndome soltar, me desperté en un charco de sudor y me di cuenta que el brazo se me había quemado con la bolsa de agua que había metido en la cama para aliviar el frio de la noche gélida de aquel enero del 2021.

 

VALIENTE Y DECIDIDO, de África Estrella.

Bajo el aguacero que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico, juega con la cabeza de una niña.

Desde su ventana, un niño observa con estupor el espectáculo. Está nervioso y al final, tras mucho pensarlo y con bastante miedo, decide acercarse con un palo en la mano, dispuesto a parar una tragedia mayor.

Al llegar, su cara cambia de expresión. Con asombro pero contento, ve que no es de una niña la cabeza con que jugaba el perro, sino de un maniquí que alguien había abandonado en un contenedor.

Volvió a casa y sin espera, se asomó a la ventana, pero esta vez, sonriendo mientras veía jugar al perro.

 

ALUCINACIONES

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña. María no da crédito a lo que cree ver tras el ventanal.

Histérica llama a su hija que duerme plácidamente, es media noche, su hija se despierta asustada ¿qué pasa mamá? Hija, ven, asómate a la ventana, un perro se está comiendo a una niña.

Mamá, otra vez has vuelto a beber, sabes que no puedes mezclar la medicación con el alcohol, lo que has visto son alucinaciones. Madre e hija asomadas al ventanal ven cómo la tormenta enciende la noche, ahí fuera no hay nada, sólo el viento y la lluvia haciendo trastadas. ¿Más tranquila mamá? Sí, hija.

 

APOCALIPSIS, de Mariam Vicente.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña. Vigila receloso, para que nadie le arrebate su trofeo.

Un grito potente y oscuro asusta al chucho, que se aleja rápidamente aullando. De entre las sombras del miedo surge el dueño de la voz, recoge la cabeza del suelo y la limpia cuidadosamente.

Al joven se le escapa un suspiro. Desde la gran guerra, el hambre cabalga sembrando la muerte y los animales rapiñan lo que pueden. Quién sabe si alguna vez los humanos tendrán que recurrir, como estos, a roer el tejido orgánico que recubre la cabeza de los androides. Que estas sean de niños, será lo de menos.

 

CEGUERA, de Raquel Zaragoza.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña. Haciendo caso omiso del espeluznante escenario, un grupo de individuos, inmune al hedor de la atmósfera, se abre paso entre los cadáveres desmembrados que emergen del tétrico lodazal. Sin ideales, por mera supervivencia, avanzan por el fango de una sociedad distópica donde impera la violencia, el caos y la ceguera.

Mientras tanto, atraídos por el olor a carroña, una bandada de ávidos cuervos sobrevuela la zona. Y con un graznar estridente se disputan los ojos de todos aquellos que, viendo, ya no ven…

 

CONTAGIO, de Mari Bastida.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña que se agita temblorosa.

Sus movimientos espasmódicos incitan aún más al ansioso animal.

El aire, sobrecargado de una humedad agria, envuelta en un halo putrefacto, me hace estremecer.

Un extraño virus, altamente contagioso, infectó a los habitantes de la aldea, alterando sus ADN y provocando extrañas mutaciones.

Los cabellos de la niña se enredaron entre las patas del perro hasta derribarlo.

Del infantil rostro apareció una probóscide que se clavó en el lomo y comenzó a libar frenéticamente.

Cuando fui consciente del peligro que corría, ya era tarde.

Me vi revolcada en el barro al acecho de otro hambriento can.

 

EL GRITO, de Paquita Márquez.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña; zarandea su presa junto al río que, de trecho en trecho, transporta en sus aguas malolientes todo tipo de basura y algún cadáver putrefacto. El hombre que alcanza a ver la terrible escena desde el puente que cruza el pequeño río, se lleva las manos a la cara horrorizado, mientras su boca se abre en un grito incontenible de angustia y desesperación. El aguacero ha cesado y la tarde se diluye en tonalidades naranjas y grises en un Oslo dolorido y cubierto de barro, castigado por el cólera.

 

EL PERRO FIEL, de Fina Martínez Lozoya.

«Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña» desde lejos era difícil diferenciar lo que se veía, unos niños que jugaban cerca se dieron cuenta de que la cabeza correspondía al cuerpo de una muñeca destrozada, Javi reconoció que era de su hermana, se la dejaron el día que salieron a pasear, así el perrito solitario no estaría triste. Javi convenció a sus padres para adoptarlo. Al poco tiempo ocurrió un milagro, Laura que iba en una silla de ruedas empezó a andar, la niña también necesitaba a un fiel amigo que le ayudara en esos días que se iba dando cuenta que ella nunca podría andar.

 

EL PERRO Y LA NIÑA, de Maria Angeles Vaíllo.

Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña. La niña se deja lamer el barro del cabello y rostro, abre los ojos y ve al desamparado perro reflejando su pobreza, el perro tira de ella hasta sacarla del barrizal, la niña agradecida acaricia el lomo lleno de cicatrices y le susurra en la oreja, sabes ladrar, morder y lamer heridas. ¡Tienes alma! Te llevaré a mi humilde morada y remendaré con ternura tu maltrecho corazón, dormirás bajo un techo endeble y frágil como nuestros sueños.

Cesó el aguacero, y el perro y la niña se fueron bajo el arco iris que teje la tarde.

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