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13 ABR

CONCURSO DE MICROS 22-23 DE ALI I TRUC. QUINCENA XV (2 de 2)

Aquí tenéis los 31 relatos que empiezan con la frase «Sí, así es, la noche del incendio», comienzo de la novela "Territorio desconocido", de Luis Leante.

Viene de AQUÍ

 

EL HUMO, de Leticia Ortiz.

Sí, así es. La noche del incendio, Ginés, jefe de bomberos, acudió asombrado por la magnitud del mismo.

―¡Hay una señora atrapada en la segunda planta, en el bufete de abogados! –pronunció su compañero.

Ginés no lo dudó. Escaló la cornisa logrando acceder a través de una ventana. Sorteando las llamas, encontró a la mujer semidesnuda sobre el suelo del despacho. Cegado por el humo, la aupó con dificultad. Sus compañeros rebajaron las llamas y acercaron una grúa para que ambos escapasen.

Cuando tocaron firme, él quedó entumecido. Era su esposa. Había salvado la vida que destrozaría la suya.

 

TRANQUILIDAD, de Fco Eugenio Crespo.

Sí, así es, la noche del incendio estaba muy tranquila. Sólo tenía ocho años y humo negro se extendía hacía el cielo desde el cuarto. Mi familia estaba muy nerviosa, cogieron lo que pudieron y bajaron la escalera corriendo desde el séptimo. Se olvidaron de mí. Éramos siete en casa, y era la primera vez que estaba sola en ella. Me tumbé en el sofá y encendí la tele. Respiraba un aire viciado, pero me daba igual. Escuchaba sirenas y gritos fuera. Llamaron al interfono:

—¿Pero qué haces ahí aún hija? ¡Baja rápido que hay un incendio!

Cogí mis juguetes y bajé tranquilamente la escalera.

 

TEMPUS FUGIT, de Fco Ramírez Munuera.

Si, así es, la noche del incendio observó que salía humo del templo; las llamas pronto prendieron la techumbre de Notre Damme, iluminando el cielo parisino.

Tras recorrer medio mundo y habérselo bebido casi entero, el viejo aventurero se confinó en una barcaza a orillas del Sena; desde su privilegiada visión de la Île-de-France, Pierre sigue diariamente las obras de restauración del templo, sin prisa alguna por verlas acabadas. Ante el irremisible paso del tiempo, el anciano recuerda aquella disruptiva sentencia de Simone de Beauvoir: «Pensarse viejo es pensarse otro».

Muy cierto, pero él cree que esa alteridad es preferible a su terrible alternativa...

 

EL MODERNO PROMETEO, de Felipe Tenenbaum.

Sí, así es, la noche del incendio Frank se había quedado solo en la factoría textil diseñando nuevas urdimbres. Como todo patrón en plena revolución industrial, no confiaba a nadie sus secretos. Fumaba. A eso de las dos de la mañana, una caja de lino empezó a arder por una colilla rebelde. Cuando Frank se asomó a la ventana (sin esperanzas de escapar), vio a una jovencita que paseaba por la calle.

—Me llamo Frank Stone —alcanzó a gritarle—. Yo quería viajar. Conocer el Polo norte. Iluminar a la humanidad con mis creaciones… como un nuevo Prometeo. Por favor, cuenta mi historia. Hazme inmortal.

Mary Shelley asintió.

 

INCOHERENCIA, de Paquita Márquez.

Sí, así es; la noche del incendio en la que perdí mi última vida, creí que no podría ocurrirme nada más terrible. Ya había muerto de muchas maneras diferentes. Ser inmortal es lo que tiene: te toca morir muchas veces, y morir casi siempre es harto molesto. Pero morir abrasado me pareció lo peor de lo peor… hasta ahora. Estoy aterrorizado… Me he reencarnado en un individuo transgénero justo en el trance de parir a un hijo; así, de golpe y porrazo, en una casa aislada, sin ayuda de nadie y sin la vagina trasplantada…

 

SIN MARCHA ATRÁS, de Paquita Márquez.

Sí, así es, la noche del incendio perdió Manuela a su marido, y como no le había dicho dónde escondía sus ahorros de toda la vida, está empeñada en comunicarse con él. Lo ha probado todo: una vidente húngara, la güija, la hipnosis… Nada. Ayer le hablaron de un mago que hace unos conjuros y resucita a los muertos. Lo buscó y lo contrató.

Hoy el mago ha hecho el conjuro, pero en lugar de resucitar a su marido, ha resucitado a su suegra, que estaba al lado. Manuela llora desconsolada, ¡no sabe qué hacer con la suegra y sin ahorros!

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